Nos llegó
la muerte de Juan  Antonio Carrillo,  
como canta el poeta, de noche. Se veía venir en los últimos meses, con
su dureza y con la frialdad de su guadaña, para este catalán de padres
murcianos e hijo predilecto de las tierras del norte de la ciudad de 
En una
noche simple,
con elegante soberbia,
sus grandes ojos, asombrados,
vislumbraron con miedo, ese fuerte cuerpo,
que en silencio rezaba, frases perversas
a un espíritu imprudente.
intentando distinguir,
la realidad de los sueños,
la verdad de la mentira,
el día de la noche.
Pestañeó y dejó de existir,
cerró fuerte los ojos e intentó recordar
quizá su rostro.
pero sólo recordaba ese silencio,
que envolvió la noche
la hizo perfecta en su simpleza
y luego desapareció.
con elegante soberbia,
sus grandes ojos, asombrados,
vislumbraron con miedo, ese fuerte cuerpo,
que en silencio rezaba, frases perversas
a un espíritu imprudente.
intentando distinguir,
la realidad de los sueños,
la verdad de la mentira,
el día de la noche.
Pestañeó y dejó de existir,
cerró fuerte los ojos e intentó recordar
quizá su rostro.
pero sólo recordaba ese silencio,
que envolvió la noche
la hizo perfecta en su simpleza
y luego desapareció.
            Recordamos tus ocios en ese rincón
sedante de tu estancia rabiteña que intercambiaste por el de San José de la
ermita de la antigua Venta y Laguna; tu amor por el deporte, tus tiempos de
masajista en el Real Club Deportivo Espanyol; 
 tu pasión por los coches
antiguos, tu Jaguar y tu Saab; tus desvelos por todos los miembros de tu familia;
tu amistad compartida con tus buenos amigos;  tus inquietudes por la mejora  de tus pacientes,  tu trajinar pasional entre Cataluña y la Rábita.  Tu  sabiduría manual y
curadora por los huesos humanos  y puesta
al servicio de los demás: lo mismo al pobre que al rico, al lego que al obispo
diocesano. Tus conocimientos en una  fisioterapia
inédita ante el mapa de las plantas de los pies humanos, sin parangón y de
excelentes resultados, que anhelan tus pacientes en estos días de tu ausencia. Tus
alegrías que aportaste a importantes famosas del mundo del deporte, Pero no los
dejaste reservadas a ellas, sino que en aquella aldea de la Fuente  de Malagüilla  acudían de los rincones más incógnitos a ser
moldeados como arcilla par tus manos de plata. 
  Recorrerás este año la ruta del mes
de junio montado en tu jaguar celeste. Pero por los caminos del más allá  te contemplaremos sobre una estela  que nos dejará el recuerdo  de muchos agradecidos por tu saber, tu
amistad y tu bonhomía. Adeu, Joan. A ti Juan  siempre te estaremos agradecidos.  

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