jueves, 13 de abril de 2017

III. DOLOROSA E DESCENDIMENTO DE CRISTO.

NUESTRA SEÑORA  DE LAS ANGUSTIAS DE SANTA ANA.

             Esta imagen de la escuela granadina, datada en torno al siglo XVIII, ocupa la hornacina central del bello retablo renacentista  de las Angustias de la Iglesia de la parroquia de  Santa Ana de Alcalá la Real. . Según Lázaro Gila  Medina, el retablo  data de tiempos de los Raxis, mientras la pequeña escultura de las Angustias debe fecharse en torno al siglo mencionado. Hay quienes opinan que procede de la iglesia de las Angustias, donde quedaron ubicadas por cierto tiempo diversas imágenes y retablos de la iglesia de la Veracruz; pues en los inventarios de la cofradía de la  Vera  Cruz de Alcalá la Real, se cataloga  e inventaría , durante los  siglos  XVI y XVII, una imagen pequeña en la sacristía y otra en la iglesia con la denominación de Virgen de las Angustias. No es extraño que en la posguerra, una de estas imágenes  se trasladara a esta iglesia de Santa Ana para cubrir los vacíos iconoclásticos.  Pero, se observa que el retablo estaba perfectamente adaptado al hueco del muro lo que hace dudar de esta atribución y la imagen principal despareciera en la Guerra Civil y fuera sustituida por esta Virgen. Pues, dentro de sus inventarios del siglo XIX, dicha imagen no aparecía reflejada. O, incluso,  pueden ser posteriores reproducciones de la  Virgen de las Angustias que suelen aparecer en las mandas testamentarias  y se  encontraban en los oratorios de devotos alcalaínos.
            Sobre un fondo de decoración de flores muy a lo romano, la cruz de taracea- motivo muy granadino- respalda a la imagen de la Virgen de las Angustias  que imita el modelo de la  imagen de la patrona de la ciudad de la Alhambra. De pequeñas dimensiones, ha sido restaurada recientemente por Rafael Picazo, y pone de manifiesto este momento iconográfico del Dolor de María  ante la presencia entre sus piernas del Hijo muerto. .  Responde por sus pequeñas dimensiones a los modelinos y a las  imágenes de casas familiares, no aportando ninguna novedad y originalidad sino una simplicidad en su tratamiento. María, cubierta con un manto negro bordado de figuras geométricas y florales en hilo de oro y coronada a lo imperial  realeza,  su rostrillo muestra una expresión serena que responde a la Virgen stantem, que no flentem.   La figura de Cristo responde a su tradicional iconografía del Descendimiento y reposa su cabeza sobre un cojín de color carmesí. Su túnica blanca con adornos de bordado dorados  se protege de un escudo pectoral, de fondo negro y cuerpo de estrellas y tres broches en forma de soles dorados que enmarcan a verdes diamantes sin aparecer la tradicional cruz de las composiciones granadinas,  cuyo centro es un medallón con un corazón atravesado por la espada, símbolo de esta advocación devocional. Las manos  abiertas y en actitud oferente y presentando el cuerpo de Cristo superan el dolor  y la tragedia de la Pasión y Muerte , para transmitir el sentimiento redentor de  Cristo. Otros elementos frecuentes de esta advocación  se presentan en esta imagen santanera como  la media luna sin que aparezcan los ángeles que no rodean al trono ni interrumpen el friso que preside el siglo mariano del Ave María.







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