
Tres asuntos nos ocupan en este
artículo: el mantenimiento del culto de san Blas, la hagiografía de san Blas y
su impacto en la onomástica alcalaína.
I

II
En cuanto a su hagiografía, san Blas nació en Sebaste ( Armenia). Es conocido en todo el
mundo por el don que poseía de hacer milagros. Se dedicó en su juventud a la
filosofía, y , años más tarde, a la medicina, donde contactó con muchas personas a la hora de
aliviarle las enfermedades a la hora de morir. Fue obispo de su ciudad
natal y gozó de gran prestigio por su santidad probada. Se retiró en sus
últimos años a una gruta del monte Argeo para perfeccionarse en su vida
religiosa. Pero ello no evitó que acudieran muchas personas a visitarle y
curarse de sus dolencias, incluso cuentan que las fieras hacían lo mismo y
esperaban mansamente que terminara su oración y, posteriormente los bendijese.
En la persecución del emperador Lucinio del año 315, Agrícola, gobernador d Capadocia y Armenia,
fue condenado a morir ante las fieras no
sin antes mostrar su capacidad de prodigios. Pues los verdugos lo encontraron
rodeado de fieras mientras hacía oración, fue recibido por la gente en loor de santidad conforme
avanzaba al martirio por los caminos armenios
Incluso, a instancia de una madre, realizó un milagro a un niño que tenía una espina en la garganta
y se ahogaba De ahí proviene la
tradición de ser el patrón que cura las enfermedades de la garganta. Tuvo una
gran entereza enfrentándose a la
Agrícola cuando se negó a adorar a los dioses paganos. Estuvo
en la cárcel, donde hizo muchos milagros
y sufrió martirios enormes como ser desgarrado en sus carnes. En el momento de
su martirio, atravesó una laguna en donde habían echado su sangre y las de las
mujeres que la recogieron Pero, vuelto a
tierra, fue decapitado por el gobernador el año 316. Su fama se extendió por
muchos lugares como santo protector de las enfermedades de la garganta, y de los
niños y animales. La ciudad dálmata de Ragusa lo consagró como su
patrón. Posteriormente, muchas ciudades levantaron ermitas en su honor, incluso
algunos médicos como el griego Aecio recomendaba la devoción a san Blas para
protegerse del mal de la gargantilla.
Iconográficamente, no suele representarse
como mártir sino con los atuendos episcopales. Y en Alcalá la Real , durante el reinado de
Felipe II, se propagó mucho la devoción de san Blas, cuya imagen se hizo en los talleres de Pedro de Raxis en Granada, según una provisión real
del 8 de agosto de 1595 y reflejada en una acta del Cabildo del 17 de enero de 1597, en la que se encargo la imagen de san Blas a Pedro de Raxis. Por los restos y el
grabado conservado del museo de San Juan, la talla muy deteriorada y decapitada,
ofrece restos del estofado y la elaboración de la familia de los Sardos,
de estatura clásica y con el vestido
episcopal, cae la capa sobre una túnica que refleja los pliegues y dragado en
forma triangular ampulosa, propia del sobrino de Pablo de Rojas, que se hizo en
su taller muestra que las manos de los discípulos del maestro de Martínez
Montañés.
III

edó fijada en la tabla del cabildo como una fiesta ordinaria desde el año 1600. Sus reliquias estaban en años anteriores en la iglesia Mayor Abacial. Le dio el nombre a un barrio, que anteriormente se denominaba de
IV
En
la ermita de San Blas, existía la imagen de San Blas, , obra de pedro de Raxis, y las de san Roque y san
Lázaro, según la documentación que aparece en 1626[1]
Incluso, perduró la costumbre
de acudir al santo para las enfermedades de la garganta, el garrotillo y
comerse por estos días las rosquillas de san Blas, como antídoto de las
enfermedades de la garganta.
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