jueves, 23 de febrero de 2017

FOCIÓN


El funeral de Foción (1648). Descripción: Óleo sobre lienzo. 114 x 175 cm.Localización: Museo Nacional de Gales. Cardiff

Autor: Nicolas Poussin

Este cuadro de Nicolás Poussin es una lección histórica de la vida de una persona entregada a la política, y, la enseñanzas de su triste final, en el que se ve Foción solitario inmerso en este inmenso paisaje  anacrónico DE LA Italia DEL SIGLO XVII, CONTRASTA LA CONDUCIÓN DE SU CADÁVER CON EL FONDO DE LA MUCHEDUMBRE ANTE EL SENADO O EL AREÓPAGO. No pasó por alto la indiferencia de la gente de la escena. Envuelto en el clasicismo, este pintor normandés recogió muchos temas históricos y mitológicos, EN este caso  una enseñanza que completamos con la traducción de su vida escrita por C.Nepote. 
El ateniense Foción, aunque  gobernó  muchas veces los ejércitos y ocupó las más altas magistraturas, sin embargo fue mucho más famoso  por su vida  sin tacha  que por su hechos militares Por cierto,  no  se  le concoce por ningún hecho cierto de sus hazañas bélicas, sin embargo  alcanzó la fama de sus via, la fama que tuvo de la primera, por la que es podado el Bueno. Pues fue siempre pobre  pudiéndose ser muy rico a causa de los frecuentes cargos desempeñados los más altos poderes que el pueblo había concedido. Este,   rechazando los regalos  de grandes sumas de dinero por parte del rey Filipo y exhortándole unos legados que los recibiera y, al mismo tiempo, haciéndole ver  que,  aunque el quisiera carecer de ellos, sin embargo debería mirar por  sus hijos, quienes, con dificultad, podrían conservar una reputación tan grande  de su padre estando ellos en medio de la más alta pobreza.


Foción les dijo: “Si se parecen a mí, un pequeño campo los alimentará, este mismo que me llevó a mí a esta dignidad; pero si, en el futuro, no se parecen a mi.,  no quiero que el lujo se alimente y aumente a expensas mías.
                                                 II
Como la próspera fortuna le hubiese llegado a los  80  años, en los últimos años de su vida,  concibieron un gran odio contra él sus paisanos atenienses;  primeramente porque había convenido con Demades  en entregar la ciudad a Antípatro y,  por su consejo, habían sido desterrados Demóstenes junto con los demás que se consideraba  que se habían portado bien con la república, mediante el decreto  la plebe.  
Y en este asunto no solo había cometido la bastardía, a saber, por haber mirado tan  mal por la república, sino por no haber antepuesto la fidelidad a la amistad. Pues, ayudado y hecho prosperar por Demóstenes lo había ascendido aquel grado que tenía dándole auxilio secretamente contra Cares; e, incluso algunas veces fue defendido  por el mismo Demóstenes Foción en los juicios en los que lo acusaban de pena de capital, y salió libre de culpa.  No sólo Foción no  defendió a Demóstenes en los momentos difíciles, sino que lo entregó a traición. Pues, perdió la gracia de los atenienses por este delito  principalmente: teniendo el más alto mando   del pueblo, y, tras hacerle ver Derciclo  que Nicanor, prefecto de Casandro, atacaba el puerto del Pireo, que sin dicho puerto Atenas no podía vivir, y este mismo pidiendo que  proveyese que la ciudad  no fuera privada de  abastecimientos,  entonces, ante la audiencia de todo el pueblo le dijo que no había peligro y prometió que el mismo sería el rehén de todo este asunto. No mucho después Nicanor se apoderó  del Pireo de esta manera, sin el cual Atenas no puede estar por completo. Para recuperarlo  habiendo acudido el pueblo armado, Foción  no sólo no llamó a nadie a las armas sino ni siquiera  quiso ponerse al frente de las armas.

                                                 III
Había en aquel tiempo dos bandos  en Atenas, uno de las cuales defendía a la plebe, el otro a la aristocracia.  En este último bando, se encontraban Foción y Demetrio Falereo. Cada uno de estos bandos  disfrutaba las ayudas de los macedonios. Pues los populares se apoyaban en Polisperconte, y los aristócratas seguían a  Casandro.  En medio de estas circunstancias, Casandro fue expulsado por Polisperconte fuera  de Macedonia. Hecho esto,  la plebe que había quedado  vencedora en seguida,  expulsó  de la patria a los  jefes del bando  adversario  condenados a pena capital,  entre estos a Foción y Demetrio  Falereo. Y sobre este asunto envió legados a Polisperconte, para pedirle que confirmase sus sentencias de muerte y otras determinaciones. Foción  marchó  de este lugar  a hablar con el mismo Polisperconte. Cuando llegó a Macedonia, ante el rey Filipo, ( pero en realidad de verdad no fue sino ante Polisperconte), se le mandó que diese sus descargos a las acusaciones que tenía contra él.  Pues, por entonces, estaba al frente de las cosas del rey. Este, habiendo sido  acusado por Agnónides de haber entregado el puerto del Pireo a Nicanor,   fue metido  a la cárcel por la sentencia del consejo,  y fue devuelto a Atenas, para que allí  se hiciera el juicio a él de acuerdo con las leyes.
                                       IV

 Cuando llegó a Atenas,  estando invalido de pies por la edad y siendo llevado en un carro,  una gran concurso de gente se reunió para verle, como unos, acordándose de su vieja fama, se compadecieran de su vejez,  sin embargo la mayoría se agriaron en ira por las sospecha de rendición del Pireo, y   principalmente, porque se había puesto en la vejez contra de los intereses del  pueblo. Por esta razón, ni siquiera se le dio la facultad de terminar el discurso perorar  ni que se defendiese. Habiendo evacuado algunas formalidades judiciales, una vez condenado, fue entregado a los once varones, a quienes estaba fiado, según las leyes de los atenienses, el castigo público de los condenados de muerte. Foción, al ser conducido a la muerte, le salió a su encuentro Eufileto,  que había tratado como amigo. Este, habiéndole dicho entre lágrimas: ¡Cuántas cosas injustas sufres, Foción!. Este le respondió: “Mas esto me lo tenía tragado, pues este final lo tuvieron muchos varones atenienses”. Contra Foción hubo un odio tan grande de la gente que nadie se atrevió a sepultarlo. Por eso, fue sepultado por sus siervos.


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