No obstante el
ocio de la población generalmente se completaba con la práctica de la caza de
pérdiz con jaula en el campo durante el invierno desde la dos de la tarde hasta
el anochecer. Durante el verano las clases más pudientes jugaban a la pelota
por las tardes y la lectura ya a finales del siglo XVII. Por las noches jugaban
a los naipes donde el trersillo y la bolillas eran las variantes más usuales.
Las cofradías,
las hermandades y el cabildo van desatollar un fuerte impulso en los aspectos
festivos alcalaínos, en los que se entremezclan los aspectos religiosos con los
profanos. Las primeras junto con las celebraciones.
Reminiscencias
de las fiestas caballerescas van a ser el juego de cañas, alcancías y las
fiestas de toros que solían celebrarse organizadas por la ciudad con motivo de
la celebración de los acontecimientos extraordinarios.A veces una festividad
religiosa se unía a la extraordinaria de cabildo como la de canonización de san
Fernando. Las máscaras van a ser elemento esencial de muchas de estas fiestas
con el desfile nocturno de caballeros anunciando la proclama y realizando
mascaradas. Las fiestas extraordinarias con motivo de las celebraciones de los
diversos acontecimientos de la familia real( nacimiento de príncipes, casamientos
o parto de la reina ), llegada de corregidores o abades y las victorias o pactos de paz nacionales
daban lugar a unas fastuosos actos. Sírvanos
como ejemplo em el año 1629 el parto de la reina, que se celebró con una corrida de veinte toros, juegos de cañas,
máscaras de seis a ocho cuadrillas formadas por los caballeros de la ciudad y
comarcanos, luminarias en la Mota ,
Cabildo y Casas particulares y otra funciones religiosas de Te Deum de acción
de gracias, procesión general y sermón.
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