PAUSANIAS
I
Pausanias fue un hombre importante lacedemonio, pero tuvo de bueno y malo  en
todos los aspectos de la vida , porque lo mismo se hizo famoso por sus
virtudes que  envileció por todos los vicios. Lo
 más memorable de Pausanias fue  la batalla  en la que este
participó junto a Platea. Pues, bajo la jefatura de Pausanias,
Mardonio, -sátrapa real, de nación meda, yerno del rey, entre los
el más  valiente  de los persas,  y  el más astuto,  con 200.000
soldados de a pie y 20.000 a caballo , elegidos individualmente, fue puesto en fuga por una pequeña tropa de Grecia menos numerosa que la suya, y el  mismo general Mardonio  cayó muerto  en aquel
lugar.  Ufano de esta victoria, empezó a revolverlo todo y a aspirar
 maliciosamente empresas  de mayor envergadura.  
Pero,
al referirnos en primer lugar a este asunto, lo acusaron de que, tras
colocar en Delfos un trípode oro, procedente de un botín,  le había
escrito un epigrama, en el que estaba esta frase: “los
bárbaros habían sido destruidos bajo sus órdenes y, en acción de
gracias de esta victoria, le había entregado a Apolo este presente”.
Los lacedemonios rayaron estos versos y no escribieron  otra cosa que
los nombres de aquellas ciudades, por cuya ayuda fueron vencidos los
persas. 
    II
Tras
esta batalla, enviaron al mismismo Pausanias a Chipre y Helesponto,
para desalojar las guarniciones de los bárbaros de estos lugares.
Habiendo obtenido igual suerte en este asunto comenzó a presentarse
con mayor insolencia  y  ansias de cosas más importantes.  Pues, 
tras el asalto de Bizancio,  habiendo hecho prisioneros  a muchos 
nobles de los persas, y, entre estos, a algunos muy allegados del 
rey,  los envió abiertamente ante el rey con la simulación de que
se habían escapado de las cárceles públicas, y con la compañía
de Gongylo de Eretria, para entregar una carta al rey , en la que
Tucídides recordó que habían sido escritas estas cosas:
“ Pausanias, jefe de Esparta,   te envió como regalo  a estos, 
que había capturado en Bizancio, tras conocer que son allegados
tuyos, y deseo unirme contigo por parentesco filial. Por eso, si te
parece bien, ruego que me  concedas tu hija en matrimonio. Si
hicieras esto,  te prometo que tu pondrías bajo tu poder  no solo a
Esparta sino también al resto de la Grecia,  con mi ayuda.  Si
quieres tratar alguna cosa sobre estos asuntos,  envíale un hombre
con el que trate”. Tras
haberse alegrado muchísimo por la salvación de parientes tan
cercanos y amigos suyos,  el rey envió en seguida,  con una carta,
en la cual lo colmaba de elogios,  a Artabazo ante Pausanias y le
pedía  que
no omitiera diligencia alguna  para llevar a debido efecto lo que
prometía, afirmando que no le haría repulsa de ningún asunto por
su parte, con tal que él lo hubiera conseguido.
Tras
conocer su disposición, Pausanias se dio la máxima prisas para
llevar a cabo el asunto  y cayó en la sospecha de los espartanos.
Por estos hechos, fue llamado a su patria  y, tras ser acusado,  fue
absuelto de la pena capital, sin embargo fue castigado con una multa
de gran cantidad de dinero; por lo cual no fue enviado de nuevo al frente de la
armada.
  III
Pero
Pausanias,  no mucho después, por su propia iniciativa regresó al
ejército y se comportó con una forma no astuta  de pensar  pensamiento  sino
demencial.  Pues, intentó cambiar no sólo  las propias costumbres
de su patria, sino también el vestido y sus modas. Se presentaba con
la ostentación de un rey, vistiendo como los medos,  se acompañaba
de una camarilla de medos y egipcios, hacía banquetes a la manera
más  lujuriosa de los persas de modo que los que se le acercaban no
podían compartirla;  no daba audiencia alguna a los que  querían
reunirse con él,  respondía con soberbia y gobernaba con crueldad.
No quería volver a Esparta; además se había retirado a Colonas,
que es una ciudad colocada en un sitio de  la Troade; en donde
planeaba en contra de la patria y de sí mismo.  Tras enterarse de
esto los espartanos, enviaron legados  con una carta de oficio , en
la que se había escrito según la costumbre de este pueblo: “ en
el caso de que él  no volviera a su patria, ellos mismos lo
condenarían a muerte”.
Se
quedó conmovido por este mensaje y, con la esperanza de que podría
librarse de aquel peligro inminente con el poder y dinero, regresó a
su país.  Luego que  llegó a la ciudad, fue encarcelado en la
cárcel pública por los éforos;  pues, por su legislación, está
permitido a cualquier éforo que actúe  así aunque sea un rey. Sin
embargo, salió libre de la cárcel, y no por eso, estaba libre de
sospechas. Pues se mantenía el rumor de que Pausanias tenía cierta
alianza con el rey persa. Hay cierto tipo de hombres, que se llama
hilotas, que son numerosos en el cultivo de los campos de los
espartanos y desempeñan la función de siervos.   Se creía que
trataba de atraerlos  con la esperanza de que les daría la libertad.
Pero,
porque  no había ninguna acusación manifiesta de estos hechos,  por
los que podía ser acusado, no creían que era conveniente que
Pausanias, un varón tan importante y famoso,  fuera juzgado de tales
sospechas hasta que el  propio hecho se descubriera abiertamente.
   IV
 En
medio de este asunto, cierto jovenzuelo, de nombre  Argilio, al que
Pausanias había amado de niño con un amor ilícito, tras recibir
una carta de Pausanias con destino a Artabazo y,  habiendo sospechado
de que alguna cosa sobre si mismo había sido escrita en su interior, temiendo que nadie de los que anteriormente Pausanias había
enviado con tal motivo a la Persia, habían regresado, rompió los
lazos de la carta y , destruido el sello, se enteró de que , si él
la hubiese llevado, precisamente habría  muerto.
 Contenía
esta misma carta, cosas que se referían a lo que se había acordado
entre Pausanias y el rey. Entregó esta carta a los éforos. 
No debía pasarse por alto   la prudencia de los lacedemonios en este
asunto. Pues ni siquiera se lanzaron a apresar a
Pausanias a pesar de lo claros indicios contenidos en la carta, ni
consideraron que debía aplicarse el castigo antes que se le hubiera
juzgado. Por eso, preguntaron a su acusador qué querían
que se le hiciese. 
Hay un templo de Neptuno en Tenaro,  que los
griegos consideran que es un sacrilegio que se viole. Aquel 
denunciante entregó estas cartas a los éforos. Huyó allí y se
sentó en el ara del altar. Hicieron un hoyo  bajo tierra junto a un
lugar desde donde se  podía escuchar, si alguna persona hablara con
Argilio. Lo bajaron hasta este lugar uno de los éforos. 
Cuando
Pausanias oyó que Argilio se había retirado al ara del altar, muy  perturbado, llegó a aquel lugar.  Al verlo sentado
en el altar suplicando al dios, le preguntó qué motivo había hecho para
tomar tan repentina determinación. El, a continuación,  le
manifestó  lo que en la carta había descubierto aquí.
Pausanias,
cada vez más perturbado, comenzó a pedir  que no lo denunciara  ni
lo revelase  ya que el había recibido tanto favores  por parte suya, legándole que,  si el hiciera este favor, y le librara de
tantos peligros, le daría un gran premio. 
    V
Conocidas
estas cosas, los éforos creyeron  que lo debían detener en la
ciudad. Pausanias se marchó de allí, y  regresó a Esparta, una
vez que aplacó a Argilio,  según sus planes. Ya de camino en donde sería apresado, se
dio cuenta de que le armaban alguna traición  y  fue advertido  por las señales de  un eforo sobre este asunto. 
Así
pues, unos  pasos antes de llegar los que le per
Este,
como hubiera salido del tempo medio muerto, en seguida expiró. Como
algunos  dijeran que era conveniente que el cuerpo del muerto lo
metiesen al mismo lugar, a donde habían enterrado aquellos que
habían recibido suplicio, desagradó a muchos, y, lo enterraron,
lejos de aquel lugar,    donde había muerto. Después de esto, por
la repuesta del dios de Delfos fue desenterrado y sepultado, en el
mismo lugar  donde había muerto.

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