La
dehesa de la Rábita figuraba como una fuente de ingresos dentro del presupuesto municipal desde el siglo XVI. En concreto, en 1533, el
mayordomo fue alcanzado en 39.884
maravedís y nos manifiesta un ayuntamiento que basa su hacienda en varios cortijos ( Cabeza del Carnero, Acequia Alta y
Baja, Fuente de la Piedra ),
el alquiler de tiendas, las hazas de la Hortichuela y en seis dehesas que solía conceder
a alguna persona para que las disfrutara pagando unas cantidades que iban desde
los 4.0000 maravedís hasta 1.500 maravedís. La
dehesa de la
Rábita figuraba junto con las de Fuente Tétar, de la Camorrra , de
Charilla, Entretorres y Fuente Álamo.
Las rentas de las dos primeras, ubicadas en la zona del Castillo, eran pagadas
por vecinos castilleros ( Antón López y Antón López de Córdoba), las cuatro
últimas por vecinos de Alcalá, entre ellos un caballero de la sierra, Hernando
de Jaén, y Francisco Cabrera, Pedro Jiménez de las Vacas y Francisco Mazuelos.
......
En los años sesenta del siglo XVI, a las
dehesas, las de Charilla, Camorra y Rábita, se dedicaron
a yeguas; la de potros se extendía desde el camino de san Bartolomé hasta la Hondonera ; la de la
potros, rocines y borricos iba desde el camino que se dirigía hacia Granada y el de Montefrío.
SIGLO XVII
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XVII, con
motivo de la imposición de diversos arbitrios ocasionados por la política
hacendística de la Corona, había que contribuir con determinados
encabezamientos, donativos y repartimientos de impuestos, se
roturaron y se permitieron disfrutar, mediante la imposición de censos, a los vecinos de Alcalá la Real algunas
tierras comunales y de realengo; para ello, las tierras se dividieron en una
serie de suertes y juegos, que se repartían entre los labradores, tendiendo a los habitantes cercanos al lugar y esto dio
lugar al nacimiento de muchos núcleos
rurales o aldeas y al asentamiento de una nueva villa, la de Frailes.
Correspondían antiguos abrevaderos de ganados, dehesas, y majadas, que
permitieron el laboreo de los cereales y algunos olivos[1].
Estas eran las suertes de tierras que se encuentran dentro de los terrenos
comunales, en concreto cercanas o
pertenecientes al partido de la Rábita: suponía una cantidad de 1.064 fanegas
de tierra que componían treinta
y cinco fincas en la Cañada del
Membrillo, once en la Cañada del Dornillo, veinte en Cañada Honda, veintiocho
en Fuente Álamo y Retamal, veintitrés en Magallartas de la Rábita, veinticuatro
en la dehesa de la Rábita, dos en la Fuente de la Encina y el Toril, siete en el
barranco de las Grageras, cincuenta y dos en la Sierra de San Pedro, dos en
Cierzo de san Pedro, dos en Lomas Pardas, once en las Rozuelas, cinco en
Garbanzuelo, una en Majada de Márquez.

[1] Además,
otras parcelas fueron repartidas en los
Llanos con 116 suertes a una media de cinco o siete reales por fanega, el
Torviscal con treces suertes a la misma cantidad la fanega, el Robledo con
nueve colonos, Fuente el Gato, con nueve colonos, Guadalcotón con tres,
Majadilla con seis, Cerro de Martín Cano con tres, dehesa de Charilla con
cuatro, Cañada del Infierno con dos, la Torre de Charilla con cuatro, Charilla con trece,
Amoladeras y Zarzalejos con tres, Mirador de Charilla con diez, Alberquilla con
cinco, Portillo de Alcalá y Maleza con siete, Celada con sesenta, Arroyo de
Loberones con una, Peña el Fraile con diez, Hoya Redrada con dos, Cepero con
diecisiete, Loma Pelada y Loberuelas con dos, Cuesta del Fraile con ocho,
Romeral con veintitrés, Solana de Frailes con trece, Hoyos de Frailes, con
dieciséis, Carboneras de Frailes con seis, Almoguel con once, Hoyuelo alto de
Frailes con cinco, Soto Redondo con
cincuenta siete. Todas estas sumaban la cantidad de dos mil novecientas
cuarenta y ocho fanegas y once celemines, que importaban una cantidad de
veintidós mil quinientos once reales y nueve maravedís. Además, siguiendo el
término desde Frailes a Granada:
cuatro en Bohórquez, cuatro en
los egidos de Verdugo, veintiocho en el Chaparralejo, diecisiete en
Alcaiceruela, diez en Llanos de Mazuelos, treinta y siete en el Llano de los
Muchachos, diecisiete en el Espinar de la Peña del Yeso, ochenta y siete en la Hondonera , diecisiete en
la Cañada el
Carril, cincuenta y cuatro en la
Dehesa de los Caballos, ocho en el Navazo, dos en Portichuelo, tres en Yerbatunal, cuatro en
Caleruela, treinta y ocho en Chaparral de Nubes, treinta y dos en Majalcorón.
una majada de Ibro, siete en Cerro Montoso, diez en Majada de los Macheros,
cuatro en Carrizalejos, diez en Cerro Junquillo, ocho en Cuevezuela, tres en Linarejos, una en
Junco Merino, trece en el Retamalejo, tres en Barranco Blanco y Venta del
Carrizal, doscientas veintiséis en Encina Hermosa divididas en diversos juegos
y 13 trances, una en el portillo de Jaén, treinta en los Coscojares, seis en
cerro Acebuchar, ocho en Filique y Cañada del Muerto, tres Baldío de la Presa , tres en el Llano de la Presa , cinco en la solana de
la Presa , tres
en Hituero, ocho en Camorra, tres en Coronillas, una en el cerro del Águila y
arroyo Begijar, cuarenta y seis en Rasillos, veintiuna en Nava del Peral,
Navaltrillo cinco.
XVIII
CUADRO DE REPARTIMIENTTOS Y
COLONOS 1768.
Pero
el paso más importante tuvo lugar con el repartimiento de nuevas
tierras que venían distribuyéndose, las cuales comprendían
desde la dehesa de San Pedro hasta los Retamales: estaban marcadas con los
números de parcelas que abarcaban
desde la señalada con el dígito 1017 hasta la del número 1212. Cuando se distribuyeron
aparecen en la tabla los colonos sin
especificar el origen vecinos, aunque algunos corresponden a la zona Rábita y
se anotaron en los siguientes cuadernos:
el 18 de Fuente Álamo; el de 19
de La Rábita propiamente dicha y el 20 de la Sierra san Pedro.
Tanto Frailes como el Castillo
de Locubín tenían muchas esperanzas en
el repartimiento de tierras. La primera con una población de cerca de
doscientos vecinos (171) y la segunda con más de ochocientos, consideraba que
el reparto de tierras aliviaría la situación de su población, dedicada a esta
única fuente de riqueza que era la agricultura, además había sido desalojada de
otras zonas como la sierra de San Pedro. A pesar de que las medidas
contribuyeron al nacimiento de un gran número de minifundistas de estas dos
poblaciones, esto no impedía que algunas medidas fueran adversas al espíritu de
aquellas iniciativas agrarias. Además, esto supuso que surgieran nuevos
cultivos, sobre todo el olivar, en estas zonas y a ello se amparaban los nuevos
propietarios que obviaban la ley para cometer los atropellos y contra el mantenimiento
del ganado en las zonas montuosas. El resultado del parcelario del año 1770,
ascendió a 9.771 fanegas, repartidas en 1657 suertes y concentradas entre los
colonos, que aportaban a las arcas
municipales unos ingresos de 62.713 reales. Se repartieron en su mayoría a
colonos alcalaínos, aunque las zona de Charilla sobre todo, Cantera Blanca,
Riberas, Mures, Acequia las Caserías, y la Rábita hubo colonos de dichos
lugares. En su mayoría, eran labradores, arrendatarios y algunos que otros
oficios que ocuparon las parcelas más extensas como en el Robledo.

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