
Las insurrecciones revolucionarias continuaron en el resto de España
y la entrada del general alzado en Madrid no se hizo realidad hasta
el manifiesto de Manzanares el seis de julio, redactado por Cánovas,
aunque firmado por el general O"Donell. Hasta estos años, no había
partidos políticos, pero, a partir de este momento, se dividieron
los moderados entre facciones :los progresistas, o
constitucionalistas, los moderados de centro con Narváez, y la
extrema derecha de Bravo Murillo. Este era el manifiesto: “Nosotros
queremos la conservación del trono, pero sin la camarilla que lo
deshonre; queremos la práctica rigurosa de las leyes fundamentales,
mejorándolas sobre todo la electoral y la de imprenta, queremos la
rebaja de impuestos, fundada en una estricta economía queremos que
se respeten, en los empleo militares y los merecimientos queremos
arrancar los pueblos de la centralización que los devora, dándoles
independencia local necesaria ‘para que conserven y aumenten sus
intereses propios, y como garantía de todo esto queremos y
plantearemos, bajo la sólidas bases, la Milicia Nacional. Tales son
nuestros intentos, que expresamos francamente, sin imponernos por eso
a la nación,, que fijará las bases definitivas de la regeneración
liberal a la que aspiramos.
En Alcalá, existía un Casino, donde los liberales, a cuyo frente
estaban el abogado Antonio Sánchez. También asistían con asiduidad
otros liberales. el hacendado José Rico, el juez Ventura Antón
Sedano, firme partidario de las reformas, Fernando Utrilla, Juan
Jiménez Rueda, Baltasar Martínez, Francisco Hinojosa Arenas.
Ejercían un gran poder sobre los grandes contribuyentes, que
comenzaban a despertar en la ciudad gracias al comercio y a las
nuevas puestas en labor de muchas tierras de los bienes
desamortizados en tiempos de Mendizábal. Entre ellos, destacaban
José Villuendas, que colaboró intensamente con el pronunciamiento,
Manuel Alamedas, Fernando Bolívar, y Juan de la Cruz Sánchez
Cañete.
En Alcalá el día catorce, se presentaron algunas tropas y el
alcalde accidental don Carlos Monasterios, al no haber fondos
públicos, pidio ayuda a los asociados que “deseaban cooperar con
el ayuntamiento para que se librara al pueblo de un atropello, cuyas
consecuencias serían funestas”1.
No todos eran favorables al nuevo pronunciamiento. Los empleados de
la corporación municipal como maestros o médicos veían peligrar su
puestos. Asó el pasante José Garcia Ogayar, hijo del empleado de
la Casa Cuna.
El 21 de julio, por la mañana temprano en las tabernas, las
trastiendas de algunos comercios y algunas salas de casinos, se
habían reunido los miembros de los grupos liberales. Trataban de
apoyar el `pronunciamiento que, días antes, se había llevado a cabo
en Vicálvaro. Pues tenían noticias de que ya lo habían realizado
otros pueblos y capitales de la Península. Dialogaron antes de la
once de la mañana con el alcalde y, con ellos, mantuvo una actitud
dubitativa. Pero, al final cedió a varias de sus peticiones.
A las diez de la mañana convocó el ayuntamiento. Poco a poco fueron
llegando los vecinos afectos al régimen junto con la Junta de
Gobierno. A las once, el ayuntamiento ya estaba reunido con el
alcalde accidental Carlos Monasterio y Trujillo, funcionario del
Estado como fiscal del Juzgado, junto con los mayores contribuyentes
( Juan Cruz Sánchez, Francisco de Asís Romero, José Benavides,
Juan de Dios Luna, Clemente Villuendas, Francisco Rodríguez, Juan
Benavides, Manuel Bermúdez, Bernardo Sánchez Molina, Juan Sánchez
Molina), Estos solían ser citados en convocatorias extraordinarias,
casi siempre por motivos de elaboración de medidas económicas y
financieras o hacendísticas. Esta vez no fue este el motivo. Varios
de los concejales, probablemente los liberales(J osé Rico, Pedro
Rodríguez y ) solicitaron a la presidencia que se abrieran las
puertas de la Sala del Ayuntamiento y la sesión fuera pública. Así
lo hicieron los porteros. Entraron varias personas de corte liberal.
Antonio Torres, José Parera Rico, Carlos Bosarte, Antonio
Villuendas... el alcalde abrió la sesión y dijo:
-No puede mi autoridad oponerse por no contar con fuerzas físicas
mi ánimo tampoco está dispuesto a hacerlo. Por eso, he creído
convocarlos para que todos juntos tomemos las medidas convenientes y
oportunas.
Inmediatamente, los liberales , por turno manifestaron:
-Nuestra intención está muy clara , las mismas que las del pueblo
en general. Porque somos sus representantes.
-Secundaremos el pronunciamiento del seis de julio, el de O´Donell.
-Nuestra divisa, y fundamento es la Constitución del 1837. con sus
modificaciones correspondientes en fechas futuras.
-¡Que cese el ayuntamiento actual y alcalde! Ahora, creemos la Junta
de Gobierno, que tome el mando de la ciudad y adopte todas las
medidas al respecto .
Todos los asistentes, secundaron las intervenciones de los
revolucionarios. Dieron muestras de aceptación y deseos vehementes
de que se llevaran a cabo lo más pronto posible y sin impedimento
alguno. Ni el orden ni el protocolo se alteraron en la sesión. Los
miembros del ayuntamiento, los concejales y alcaldes inmediatamente
hicieron dejación de sus cargos y no se opusieron al
pronunciamiento.
-No nos oponemos, adoptad las medidas que creáis conveniente, y en
bien del pueblo en general, con cordura y sensatez. A ellas no
adheriremos como particulares
Los presentes se levantaron de los asientos, y, salieron entre los
aplausos de los adictos al pronunciamiento
E, inmediatamente, los mayores contribuyentes y los partidarios de
los liberales se sentaron en los escaños vacíos del consistorio.
Nombraron como presidente a don Nicolás Bosarte, presidente interino
para que presidiera la reunión. Agradeció la atención que le
habían encomendado y distinguido.
-Como único punto del día, formemos la Junta de Gobierno.
-Lo aceptamos.
-Propongo como miembros al abogado Antonio Sánchez Cañete, José
Benavides y Francisco Asís Romero.
-Por unanimidad.
Inmediatamente, se hicieron varios oficios firmados por el
presidente de la reunión para que se les comunicaran los
nombramientos. De inmediato se presentaron los dos últimos, pues el
primero se hallaba fuera de la ciudad. Constituyeron la Junta de
Gobierno y esperando la llegada de Sánchez Cañete a su regreso de
la ciudad.
La junta escribió una carta a al Junta de Gobierno de la provincia
de Jaén manifestándole su formación y su toma de posesión y
adhiriéndose a todas las medidas que se tomaran en el futuro. No
acabó la sesión sin confirmar anteriormente en el cargo de
comandante de la plaza , que se hallaba presente en el acto a Manuel
Ojeda, por cierto con el título de comandante militar del cantón de
Alcalá.
-Señor comandante, lo confirmamos en su destino, pues no inspira
suma confianza.
-Lo debe ser, por mis adhesión al pronunciamiento, que acabamos de
realizar, y por mis ideas liberales que son las mismas que os han
movido a ustedes perpetrarlo.
- Y acabó la sesión firmando en primer lugar los miembros de la Junta de Gobierno, el comandante Manuel Ojeda, y a continuación los integrantes del ayuntamiento ...
Una horas después, llegaba a la ciudad el licenciado Sánchez
Cañete. El portero le comunicó por oficio el nombramiento. E,
inmediatamente, a las cuatro de la tarde, se celebró la primera
sesión de la Junta de Gobierno. Presentó el abogado su oficio de
nombramiento. E, inmediatamente, lo nombraron como presidente y le
encargaron que se reponsabilizara de ser portavoz de todas las
comunicaciones de la proclama. También, acordaron los miembros del
nuevo ayuntamiento, atendiendo a la Ley del 3 de febrero de 1833. Y
lo hicieron en la persona de Juan de la Cruz Sánchez Cañete como
alcalde constitucional, segundo José Antonio Cabrera, sindico
primero Gregorio de la Torre, y segundo José Rico, de regidores
dejaron a José Martínez,.Francisco piqueras, Lucas Molina, Antonio
Torres, Francisco Villuendas, Rafael Sánchez Molina, Fernando
Bolívar y Miguel Bolívar.
Al día siguiente, el día 22 de julio, de nuevo a las once de la
mañana, se reunió en la sala capitular la Junta de Gobierno Local.
A continuación, el presidente dijo:
“En cumplimiento de lo dispuesto en el acta que esta junta celebró
el día anterior, concluido el heroico pronunciamiento que con el
mayor entusiasmo hizo esta ciudad proclamando la Constitución del
1837, a la Reina Isabel II y la Milicia Nacional, en el que quedó
constituida la Junta de Gobierno; por la general elección con
amplias facultades para llevar a efecto el pronunciamiento; y
dispuesto por la Junta la instalación de un Ayuntamiento que
funcione arreglándose a la Ley de 3 de febrero de 1823, practicado
por la Junta el nombramiento de Alcaldes Síndicos y Regidores, S.S.
les había invitado por medio de oficio para que se presentasen en
este mismo local y a esta hora a tomar posesión de sus cargos, por
lo cual se hallaban todos o la mayor parte de los señores en la
Antesala. La Junta por medio del competente recado de antelación ,
les invita a entrar a la Sala,.
Entraron, y, a continuación el presidente de la Junta, de nuevo les
dirigió la palabra:
Ciudadanos, La Junta de Gobierno que habéis elegido para regir este
pueblo en las críticas circunstancias que habremos de atravesar ,
hasta poner a salvo y sin lesión la libertades patrias que el pueblo
español conquistará vertiendo mayor sangre y cuya voz habéis oído
resonar en los campos de Vicálvaro, al aceptar tan difícil pero
honroso cargo, la primera adoptó para dar al pronunciamiento toda la
legalidad que reclama su santa misión, fue la de nombrar un
Ayuntamiento que desde este día y en los asuntos
económicos-gubernativos principie a funcionar con arreglo a la Ley
de 3 de febrero de 1823 y la Constitución de 1837 que ayer
proclamamos con un júbilo que aún resuena en los sitios más
recónditos de esta Ciudad. Para desempeñar tales destinos debía
la Junta echar mano de sujetos que reuniesen el arraigo y
responsabilidad, una opinión decidida a favor de la libertad y unas
ideas filantrópicas y afectos al orden público que es la base en
que se debe enmarcar todo buen gobierno popular. Así pues y
examinados detenidamente vuestros antecedentes, opinión y conducta
moral os ha elegido , para que compongáis el cuerpo municipal de
cuyo cargo tomareis posesión tan pronto como prestéis el juramento
de fidelidad a la justa causa que defendemos. La Junta de Gobierno
de quien soy fiel intérprete os invita a ello. Aceptad esta prueba
de Confianza. Mostraos dignos hijos de la patria que gime oprimida
bajo el yugo del despotismo más ominoso, y la Junta velará sobre la
Corporación y sobre el pueblo adoptando las disposiciones que vea
convenientes para terminar la grandiosa obra a que con tanto valor
nos han invitado los ilustres generales que con su sangre marcaron el
memorable día 28 de junio que repetirá la historia en los siglos
venideros”.
A continuación, los nuevos concejales, por aclamación, y por la
voz de Juan de la Cruz Sánchez dijeron:
-Lo aceptamos gustosos la distinción con que les honraba la Junta y
estamos dispuestos cada una en el lugar que se nos designe a cooperar
la tan sagrado fin . No la eludiremos salvo que no nos creamos
dignos de asumir tan gran honra. Aún más, en nuestros pechos
generosos arde el más vivo entusiasmo por la causa de la Libertad.
- -Vuestra modestia al contestarme es la prueba más segura de la lección que hemos hecho. Contestó el presidente.
Y, así, colocó el portero el libro de los Santos Evangelios, y el
Señor Presidente invitó al alcalde electo primero a poner sobre sus
páginas la mano derecha. Y le hizo el juramento siguiente:
.-Juráis su fiel pronunciamiento a S.M. ( ue Dios Guarde) a la Reina
Isabel II Constitucional, guardar y hacer guardar la Constitución
del 1837 y cumplir con probidad y exactitud los deberes que os impone
la Ley de tres de Febrero de 1823?
-Si, juro.
- -Pues si así lo hacéis, Dios os lo premie, y, sino, os lo demande.
- A continuación el Alcalde recibió del Presidente de la Junta de Gobierno el bastón, signo de autoridad y exigió en los mismos términos y fórmulas el juramento del alcalde segundo don José Cabrera. En una acto conjunto repitió el acto con el resto de regidores y síndico, a lo que contestaron que juraban afirmativamente. Estaba ausente José Rico, al que le reservaron el cargo de síndico segundo hasta su regreso a la ciudad. Posteriormente se reunió el ayuntamiento y sorteó el puesto de los concejales, nombró las comisiones de comestibles., propios, Pósitos. Visitas y ornato público y suministros y alojamientos. También , se despidió al oficial de protección y seguridad pública, José Jiménez. El alcaide de la cárcel, se presentó en el pleno y pidió dinero para socorrer a los presos, viniendo para ello el depositario Venancio Vigas, se pidió que se sacaran los fondos de los morosos de propios. También, se nombró una comisión para informar sobre el Hospital Civil y el estado de los enfermos. Ante su mala situación se convocó a la Junta de Beneficencia. Se dejaron vacantes las depositarías de propios y Pósito para nombrarlas en los días siguientes..
El día veinticuatro, se reunieron todos los miembros de la nueva
corporación . Juró el segundo síndico que no se había presentado
el día de la toma del cargo.
Pero, no anduvo muy tranquila ciudad, pues a finales de julio, el
gobernador civil de Jaén pidió refuerzos al Capitán General para
mantener el orden público en Alcalá. Así escribía el gobernador
civil de Jaén al alcalde, que para tal asunto reunió un pleno
extraordinario
:
“He pedido fuerza pública al Capitán General para mantener l
orden pública en esta ciudad, orden y tranquilidad lastimosamente
alterada en esta ciudad y, entretanto viene, a S.S. solicito
facilite a los Nacionales, que inspiren confianza, escopeta o armas
de fuego,. A fin de que patrullen y sostengan a todo trance el
prestigio a su autoridad y la constitución del orden público, sin
perjuicio de que instruya la oportuna sumaria en averiguación del
autor y cómplice de esos desórdenes y la ponga en urgencia en poder
del juzgado de 1ª Instancia de este Partido que se le aplicaran la
pena que merezcan”.
El alcalde el día 27 publicó el bando, formó unas pequeñas
patrullas de Milicias Nacionales, se dedicaron a recoger las
escopetas en el Ayuntamiento y , con ellas se armaron a aquellos que
consideraron con un buen comportamiento civil.. Comenzaron a
patrullar al día siguientes y ayudaron al carcelero a coger tres
presos , que intentaban fugarse de la prisión. El 31 de julio
nombró a los comandantes y oficiales de la Milicia Nacional.
El juez de Primera Instancia estuvo en connivencia con los
progresistas, pues era amigo de ellos.
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