TINA
Vivimos
involucrados, en este último año, en una sensación de TINA. Este término que
recoge con sus siglas en inglés la
expresión There is no alternative. Es decir, no hay
alternativa; frase popularizada por la mandataria inglesa Margaret Thacher para
justificar todas las medidas neoliberales que puso en práctica en Gran Bretaña.
Y más que una vivencia coactiva, nos vemos abocados por un contexto
sociopolítico y mediático, que quiere hacernos ver que no hay otra salida a la crisis actual,
sino la del atomismo y del individualismo. Parece como si hubieran triunfado
estos dichos o refranes "Sálvese quien pueda", " Ande yo
caliente y ríase la gente", "A
falta de pan, buenas son tortas". El más puro individualismo de salvar el
pellejo ha hecho trizas el tejido social y comunitario. Y, los mecanismos de
solidaridad auténtica, de compromiso
colectivo, han quedado reducidos a
campañas especificas y puntuales, muy lejanas de crear una nueva
alternativa que cambie esta visión de negatividad que predomina en nuestro
derredor. Durante este tiempo, quedan para el lamento muchos intentos de llevar
a cabo una economía social frente al mundo y reino del mercado puro y duro; el
tejido asociativo y el mundo del trabajo, primando al hombre sobre la máquina, ha dejado paso al predominio del capital, las
finanzas y a la fría globalización.
Auténticos
héroes de crear otras alternativas entre la sociedad civil son los que han
fomentado proyectos, que en nuestra
ciudad de la Mota ,
han pasado casi desapercibidos con los bancos del tiempo; u otros que hemos
conocido a través de los medios de comunicación como las despensas solidarias o
las tiendas a coste cero. Mayor impacto y apoyo, menos del que se les debían haber
dado, han tenido movimientos para garantizar los derechos sociales básicos.
Nos viene a la mente la Plataforma de Afectados por la Hipoteca , que han sido
paladines contra los desahucios y la especulación de la vivienda.
En
nuestra comarca, tuvo lugar una experiencia que dio sus frutos y , hasta ahora,
se mantiene aquella siembra de los años noventa del siglo pasado con el nacimiento de la Escuela de Empresas, allá
por el año 1994. Respondía a un criterio fundamental de apoyo a los
emprendedores de economía social, de cooperativas o de empresas de función
social. Una forma de crear comunidad en el mundo del trabajo y de
fomentar el carácter interdependiente de la vida. Recuerdo que el consejero de
Trabajo de la Junta
de Andalucía Francisco Oliva García se sentía orgulloso al firmar en el libro
de firmas de esta institución en el día de la inauguración, porque se hacían
realidad sus sueños y utopías, y, sobre
todo, me impresionó la dedicatoria en la que insistía en el fomento del
cooperativismo como salida al mundo actual. Han pasado, más de veinte años, y aquellas cooperativas y
muchas inicia
Por
eso, esta sociedad no debe perder nunca estas y otras metas utópicas, ni caer
en el victimismo, ni en el cinismo insolidario. Sobran aquellas frases que
ahora debían tragarse muchas personas que le negaban el pan y la sal hasta el
más pintado "Que te coloque Felipe". Ahora, no está Felipe, y el que
se encuentra gobernando lo hace como don tancredo. Sabemos lo que nos espera en
medio de este sistema donde priman el individualismo y aislamiento, no le
quedan a las clases populares sino confiar en crear espacios alternativos de fraternidad, en vez de practicar que " Que cada perrillo se
lama su cipotillo" o asistir al macabro espectáculo de ". ...
Que cada sacristán doble por su difunto" , deberíamos recoger aquella frase de Donoso Cortés . "hay que unirse, no
para estar juntos, sino para hacer algo juntos". Y esta es la llamada más importante, en este momento en el que
abundan los halcones, los loros y
papagayos y los murciélagos nocturnos. Trabajo social, unión, comunidad, y bien
público por encima de todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario