Asomando La fortaleza de la Mota tras la Cabeza del Mo-lino en la Atalaya Alta |
Pertenecía al linaje de los
Mendoza, que se había afincado en el Reino de Jaén, entre los que destacaba su
séptimo abuelo Fernando Díaz de Arjona que había sido frontero del reino y
Alcaíde de Arjona. Este personaje participó en la campaña del rey don Pedro
contra el rey Bermejo que se había enfrentado a Muhamad V, aliado del
castellano en el reino de Granada en 1361, cuando acometió y pasó el puente del
río Velillos, derrotando al rey rebelde. Estaba también relacionado con Ruy
López de Mendoza, hijo del anterior, de quien le provenía el cargo de caballero
veinticuatro por merced del rey Enrique III y que ejerció como corregidor en
Úbeda en 1396, lo mismo que Juan Mendoza, antecesor suyo en León en 1456. La
participación de otros antecesores suyos en la conquista de Granada colaborando
con los Reyes Católicos le valieron la
concesión el título de mayorazgo el año en la persona de otro Ruy López de
Mendoza en 1524 por parte de Carlos I.
Su abuelo don Luis López de Mendoza casó con doña doña
Ginesa de Corvalán y Berrio y ambos
tuvieron por hijo a don Lorenzo López de Mendoza, padre del corregidor
alcalaíno, que casó a su vez con doña Juana María de Berrio y Mendoza. El
abuelo intervino en la guerra de los
moriscos de Granada y en la expedición de socorro de Cádiz en 1525. Ostentó en
cargo de caballero de la Orden
de Calatrava y veinticuatro de Jaén.
Siendo caballero de la Orden de Calatrava, fue
nombrado el año 1671, llegó a Alcalá el 27 de febrero de 1672. Anteriormente,
había ejercido el cargo de veinticuatro del cabildo jiennense y ostentaba el
título de señor de Torrejón, que lo relacionaba con el marqués de Mondéjar y el
conde de Tendilla. El cargo municipal le granjeó un currículum importante por
su labor de comisario en levantar "Tercios, compañías, concesiones de
donativos y prorrogaciones, no sólo con su voto, sino solicitando el de sus
deudos y otros para la más fácil expedición"[1].
Poseía además el título de Gentil Hombre de Boca de Su Majestad. Desde el año
1660, ejerció el cargo de administrador de las rentas reales en el partido y
tierras de Jerez de la
Frontera , Osuna y Estepa. También administró la gestión de
las rentas y metales de Linares en servicio a la Corona. Su esposa era
María de Mendoza. Tuvo por alcalde mayor don Juan de Vargas Villalón y Cobaya.
Su gestión en el corregimiento
le obligó a enfrentarse a otras autoridades militares y religiosas en defensa
de los vecinos alcalaínos. Incluso, su postura le costó el destierro a Loja
y Montefrío y la separación de su cargo durante el año
1673 y 1674, siendo sustituido por el pesquisidor y miembro de la Real Chancillería
de Granada, don Pedro Romualdo y Contreras que vino a Alcalá la Real el diez noviembre de
1673 obligando al corregidor López de
Mendoza a ausentarse para que se le hicieran una serie de averiguaciones. Lo
mismo que el anterior corregidor, sus relaciones con el abad San Martín fueron
muy tensas que le ocasionaron la medida de excomunión anteriormente aludida.
EL MOLINO NUEVO O LA TAHONA |
El alojamiento de las tropas de la Armada , al mando del
Marqués del Campo, dió lugar a enfrentamientos y arrestos de vecinos. El
corregidor salió en su defensa y en contra de la autoridad militar, que al
final tuvieron que ceder ante su postura. No debió estar muy descontenta la
ciudad, porque salió en la defensa de la investigación de sus hechos, como lo
demuestra este acuerdo del día 10 de noviembre, nombrando comisarios para que
lo defendieran ante el Consejo de Castilla en la villa de Madrid:
La ciudad, aviendo la quenta que
a dado Su Señoría el Señor Corregidor, siente mucho que se aya ofrecido semejante accidente que pueda privar a esta
ciudad del gusto y conveniencias que se le siguen de tener con continua
asistencia en ella al dicho Señor Corregidor, quando es notorio lo a governado
con tan santo celo y rectitud en la administración de la justicia sin dar lugar
a quejas ni que los vecinos aygan
padecido las vejaciones que pudieron a causa de los alojamientos de soldados,
que, por causa y respeto del señor corregidor, se han tolerado y aliviado en
mucha parte, mirando con tanto cuidado
que por su persona a hecho viajes a la ciudad de Jaén, y que a sido
también causa que en todo el tiempo que a asistido en esta ciudad dicho
Corregidor no a sido molestada por los ejecutores por aver como a puesto todo
conato así en lo tocante al servicio de la Su Majestad como en
que se ayan causado costas ni salarios disponiendo la cobranza de las reales
rentas en su persona y ministros sin negarle ninguna dilixencia, reyntegrando
al Pósito de muchas cantidades de trigo de que se le devían, procurando también que esta ciudad aya estado avastecida de todos los mantenimientos a menos
precios que en otras partes y mirando
que las eredades ayan estado guardadas saliendo por su persona a ponerles cobro
y que los ganados no hiciesen daños
En su tiempo se llevó a cabo una
serie de medidas de saneamiento de la economía municipal relacionadas con los
bienes de propios, sobre todo, las tierras y cortijos. En primer lugar, inició
un nuevo sistema de arrendamiento de tierras basado en un periodo quinquenal y
una cantidad fija de trigo y el resto de los productos reducidos a lo anterior.
Por otro lado, abundaban en la comarca y sobre todo en las posesiones
municipales, muchos cortijos que no tenían casa ni los tinados para guardar los
frutos ni el ganado, pues en la mayoría de los casos eran construcciones
artificiales y perecederas al construirse de madera que además destruían la
riqueza de los montes. Para ello,
comenzó a arrendarse con una nueva condición, por la que se le permitía
la construcción de los edificios necesarios
a cuenta de una cantidad proporcional de la renta en trigo. En años
posteriores, se constató que los cortijos fueron renovados y en las tierras
municipales que nos lo había tuvieron estos aposentos se levantaron las casas
cortijos, los tinados para el ganado y
los pajares para alimento de las reses en sustitución de los numerosos
albergues de ganado y chozones de madera que abundaban y eran destruidos tras
la finalización del arrendamiento.
Desde la Atalaya Alta |
En la misma línea el control del
orden de los campos para evitar las usurpaciones de tierras le obligó a nombrar una serie de guardas y
sobreguardas, provistos de caballo y media vara de justicia y escudo
identificativo de la ciudad. Sin embargo, ante la oposición del cabildo
alcalaíno tuvo que desistir de la medida
porque atentaba con las competencias municipales. No obstante, a pesar de todo ello, no fue impedimento para
que fuera un corregidor muy querido por la ciudad, ya que evitó los
enfrentamientos por los alojamientos y
la ciudad reclamara su regreso porque sus medidas habían creado un clima
de bienestar significativo, al mismo tiempo que había favorecido a los
ganaderos frente a los agricultores en la roturación de los campos.
La vida municipal estaba muy
languidecida en su momento. Era frecuente que las llamadas diputaciones, las
delegaciones actuales, se traspasaran en criados, dando lugar al olvido de asuntos
importantes para el abastecimiento de los vecinos como en el repartimiento de
los despojos,la carne y pescado. El nombramiento del alguacil mayor, el padre
de menores y el procurador síndico por el cabildo en las personas de los
regidores ofrecía también grandes desajustes en su funcionamiento. Muchos de ellos solían delegar en otras
personas todos estos cargos, ocasionando situaciones de parcialidad y
favoritismo en detrimento de las clases populares. Incluso, poco le importaban
los intereses generales sino de percibir el salario de la tutela de menores y
del trabajo de síndico, olvidando la conservación de los montes. En su tiempo
fueron varias las iniciativas que
trataban de impedir dicha delegación e imponer que los miembros del cabildo
ejercieran dicha función por razón de prestigio y autoridad. Se permitió tan
sólo que fueran acompañados los alguaciles por personas a la hora de
ejercer la justicia.
Sus relaciones con el corregidor
de Jaén, miembro del Consejo de Estado, don Diego Jiménez Lobatón, le permitió
controlar las imposiciones como las del Puente de Toledo, ya que fueron
suspendidas por sus gestiones. Finalizó el corregimiento el 18
de agosto de 1675. Como era acostumbrado
a la hora del cumplimiento del mandato, el cabildo solía emitir un informe al
rey para que le prorrogara en el cargo, cuyos puntos más significativos
evaluaban la labor del corregidor:
"la ciudad dijo que Su
Majestad, que dios guarde, fue servido de hacer merced deste correximiento al señor don Luis López de Mendoza, caballero de la orden de Calatrava y,
cumpliendo con las obligaciones de su sangre y que tocava a la administrazión
de Justicia a gobernado esta ciudad en toda quietud y tranquilidad sin hacer
agravio a ningún recurso de ella ni su villa del Castillo , antes mirando la
conservación de ellos preveniéndoles los mantenimientos a los más justos y moderados precios que a sido posible sin permitir cubierta alguna ni dado lugar
a que ninguno se tome más mano que la
que le permite su estado y obligaciones , haciéndoles pagar a los pobres lo que
se devía y deve sin ocasión de las pagas de sus sueldos y utensilios a sido
con toda suavidad y alivio de sus vecinos y pasajeros, sin que aya avido
questiones ni disgustos ni esta ciudad está deviendo maravedíes algunos ni en
todo el dicho tiempo a havido executores ni dilixenxieros que ayan
ocasionado costas ni salarios, que son
los ocasionan los empeños de los propios y alcance de los vecinos"
Volvió a ejercer el oficio de caballero veinticuatro
en Jaén destacando su actuación en la peste de 1680, en la que denunció al
Consejo de Castilla las pocas e ineficaces medidas emprendidas por la ciudad de
Jaén, por no haber transmitido el aviso de peligro a las ciudades de su entorno
con motivo de la peste que se extendía por tierras jiennenses. En 1686 solicitó
al rey un título de Castilla por todos loslos méritos que había adquirido
durante sus cargos anteriores.
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