XIX. HACIA LA UNIFICACIÓN DE
LAS COFRADÍAS. EL CRUCIFICADO
No es de extrañar que
el patrimonio se viera afectado por las diversas medidas desamortizadoras y las diversas guerras, sobre todo la de la
Independencia, dando lugar a la pérdida de ese legado o que muchas imágenes, cuadros y otros enseres
fueran trasladados a otros lugares religiosos e, incluso, a la capital de la
diócesis. Pues hay constancia de algunas de ellas en otros templos y en
los museos provinciales. Y, en medio de
ese contexto, viene a bien estas palabras
del sermón comentado del cura castillero para dar pleno sentido
iconológico al mantenimiento de la representación del ciclo pasional :
Resta, pues, católicos que la contemplación de
estos pasos de la Pasión del Salvador, nos mueva a penitencia de nuestros
pecados, causa de tan lamentable tragedia, y que nos encienda en amor hacia el
Señor que tanto hizo por redimirnos, para que de este modo participar de los
frutos de esa redención en la gloria.
Amén”.
Además,
desde mediados del siglo XVIII, se erigieron muchas ermitas en las aldeas que
abrieron sus puertas al culto dando lugar a la presencia de los ciclos
pasionales mediante viacrucis, alguna imagen del Crucificado y cruces. Hay que
destacar la ermita de la Santa Cruz que se remonta al siglo XVI en el partido
de Cantera Blanca y el Cristo del Perdón en la Pedriza[3].
Pero, ese periodo coincidió con la Ilustración y dio lugar a un fuerte
reformismo por el clero abacial que contrastaba con la religiosidad popular de
modo que influyó sobre todo en la decadencia de los pasos representados.
[2] I
DOCUMENTO SOBRE EL CONVENTO DE CAPUCHINOS DE ALCALÁ LA
REAL Archivo del Congreso de los Diputados. Legajo 20 /nº 56. Se
titula “Alcalá la Real, cinco de junio de 1813. Escritura sobre entrega de su
convento a los religiosos capuchinos de aquella ciudad”
Es una copia
de una escritura realizada por el notario González de Lara Reflejaba
el momento histórico de la devolución a los frailes del convento que se
les había desamortizado años antes. Dicho acontecimiento partió de la
nueva política real de devolución de bienes a las comunidades religiosas
desamortizadas a partir de la Real Regla promulgada el 14 de enero de 1813 y
que en las provincias ejecutaron los intendentes, nombrando administradores de
bienes nacionales en cada partido judicial. En el caso de Alcalá, se cambiaron
a los antiguos administradores afrancesados( Vicente Mirasol) por otros nuevos,
precisamente fue Manuel Durán y el acto de toma de posesión y entrega se llevo
a cabo el dos de abril del mismo año. El Intendente de Jaén extendió el decreto
de la obligación de levantar ante el notario el documento de restitución de
bienes con fecha de 30 de mayo de 1813 y días más tarde, el cinco de junio se
hizo en Alcalá la entrega al guardián del convento.
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