ENTRE TIROS Y
ALTOZANOS (ii)
La leyenda del capitán maldito
LA CALLE DEL CAPITÁN MALDITO |
Mira por donde que la última noche de las
Carnestolendas, me vino a la mente Aristófanes y aquella escena en la que
Júpiter hizo las aguas con débil micción despidiendo a los comparsas y chirigoteros
que cantaban sus cuplés, pasodobles y popurríes
en medio de muchas murgas de disfraces y en las discotecas y pubs del
centro de la ciudad. Habíamos planificado un paseo ecocostrumbrista por el
Salobrar Bajo y tuvimos que cambiar de planes. Se nos ocurrió caminar por el
circuito de la ciudad, lo recortamos a los años treinta del siglo pasado para
compararlo con el actual en otra ocasión, y, sin esperarlo, acudieron entre
neblina y frío matutino más de treinta ruteros que nos acompañaron a la
caminata. Comenzamos por el paraje de la Huerta de Capuchinos, y nos propusimos calcular
la medida de la circunvalación de la Alcalá la Real del siglo pasado, lo que
corresponde , más o menos , al casco antiguo. Por el este, avanzando por el antiguo camino de la Fuente del Rey, junto al
Parque de los Álamos y dejando el edificio del último Mercado, nos adentramos
en la línea divisoria que marcaba el sur por la calle Fuente Nueva, nos
detuvimos en el Hospitalico de los Pobres y comentamos su origen; luego
llegamos a la calle Utrilla, junto a la
Cruz de los Moros ( comentario sobre las cruces de límite de
ciudad, puerta de entrada y su nombre actual de la Casería de Los Valencia,
por la que existía en el siglo XIX). Con dirección al oriente paseamos por la Corredera , antigua
carrera de Caballos, e hicimos un pequeño desvío por el barrio de la Verónica con comentario
del barrio de las Cruces o del Calvario, creado por los años veinte y treinta del siglo pasado, en un rincón de este
lugar condecorado con Premio de Paisaje Mediterráneo, donde narramos la leyenda
tétrica de don Hilarión con su amante en una noche tormentosa, que acabó con un
abrazo con una calavera que estaba envuelta en una amplia toca.
Por la
Tejuela , llegamos a la calle Mesa, desde donde comentamos la
puerta de Villena( por eso del apellido topónimo de un hostelero Villena), el
cruce de tres antiguos caminos o carreteras ( la de Castillo de Locubín de
siglos lejanos, la del Camino Nuevo de tiempos de Carlos III, y la de Priego,
antigua carretera Alcalá-Monturque del siglo XIX), y el antiguo cuartel.
De allí, llegamos a San
Blas, pasando por las calles antiguas de los Relimpios, Labradores, Mudo
y Puerto, desde donde bajamos a la
Cruz de los Muladares. Y cerca de aquel paraje, se encontraba
el callejón del Capitán Maldito, denominado en los últimos siglos de las Escaleruelas de Santo Domingo. No tuvimos
fuerzas para resistirnos a contar la
leyenda de este militar felón que, en tiempos de frontera, facilitó el
acceso de la ciudad, la fortaleza de la
Mota a las guarniciones musulmanas. Incomprensible, pero cierto.
Se caía por tierra la idealización de la frontera como palenque militar en
tiempos de guerra, y, en paz, rastro de intercambio comercial, cultural y
político. Todavía resuenan, en el altozano de este callejón, los ecos y
lamentos de aquel capital ajusticiado en el cadalso. Se
confunden con muchas personas que se metamorfosean, y son ingratos con los que le dieron el pan y
la vida, y, a las primeras de cambio, profieren más negaciones de su pasado que San Pedro. Si el lugar invita a la
reflexión como el altozano, los tiros resonaban en sus antiguos peldaños.
Por
eso, eran las dos, nos urgían para comer. En el descenso, expusimos
notas sobre la calle de Capuchinos , segunda sede de esta orden franciscana, la
reja de la Cárcel de la
Mota , y Puerta de los Arcos. Y, en el Parque, cronómetro en
mano. nos dijeron que el circuito recorrido no llegaba a alcanzar los tres
Kilómetros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario