Los actos festivos
Como función preventiva para la
formación de la caballería, el rey emanó a lo largo de este periodo algunas
provisiones reales con el fin de fomentar la caballería y la yeguada ([1]).
Pero, en consonancia con esta actividad,
hay que señalar el ejercicio de los caballeros, que llevaban a cabo
actividades de preparación y entrenamiento en
sitios adecuados. En la ciudad de
Alcalá la Real ,
se fijaron dos sitios la carrera de san Bartolomé, el camino de san Marcos y el
ejido de los Álamos. Pero, tampoco, por parte de la ciudad, no se olvidaba la simulación de los combates,
mediante la programación de fiestas de
toros, y, sobre todo, de cañas o alcancía, donde se realizaban enfrentamientos personales o de cuadrillas,
una de ellas, generalmente, la primera, estaba al frente del corregidor
que así mantenías sus cualidades físicas
para la guerra ([2]).
Muestra de ellos son estos datos .
En tiempos del corregidor FRANCISCO SEDANO y siendo su alcalde mayor de
Loja Francisco Sedeño, nombrado en junio del 1522, TUVO UNA
una labor de recapitulación de documentos en la ciudad de Loja, entre los que destacaba el libro de repartimientos. Hizo ordenanzas de incendios, reorganizó los gremios. Los campos se reanimaron. Logró que la ciudad no concediera beneficios más que a los naturales de Loja y que los forasteros no pudieran comprar tributos ni heredamientos. en su tiempo se llevó a cabo el Paseo del Haz, lugar de carrera de caballos, corrida de toros, ferias, ejercicios y paradas militares. Solían realizarse en las festividades estivales, cuando el tiempo permitía su desarrollo, y podían acudir caballeros de las ciudades del entorno ([3]).
una labor de recapitulación de documentos en la ciudad de Loja, entre los que destacaba el libro de repartimientos. Hizo ordenanzas de incendios, reorganizó los gremios. Los campos se reanimaron. Logró que la ciudad no concediera beneficios más que a los naturales de Loja y que los forasteros no pudieran comprar tributos ni heredamientos. en su tiempo se llevó a cabo el Paseo del Haz, lugar de carrera de caballos, corrida de toros, ferias, ejercicios y paradas militares. Solían realizarse en las festividades estivales, cuando el tiempo permitía su desarrollo, y podían acudir caballeros de las ciudades del entorno ([3]).
En
situaciones difíciles, tras largos periodos que dejaban a la población sumisa
en la tristeza. De los primeros casos, podríamos exponer las actuaciones con
respecto a las pestes que se extendieron en el reinado de Felipe II, el
terremoto del 1580 y las consecuencias derivadas, pero, es significativa este
acuerdo del año 1582: “ En este cabildo el señor corregidor atento a que
esta ciudad y sus vecinos de ella han
tenido y estado este año presente y los demás de antes de muchas aflicciones(
peste, guerra de Portugal, esterilidades) y trabajos y otras necesidades que llevan mucha aflicción, y para el reparo
della y que la gente se alegre y
regocije y se exercite la caballería en el servicio militar conforme al orden
de Su Majestad, lo tiene, mandado por sus reales provisiones lo prescribía y se hagan fiestas de Toros y
Cañas para el día de Santa Ana primero venidero
de este año, día antes y después del que pareciere a esta ciudad, a
quien el dicho cometido se encarga las dichas fiestas con las solemnidades que acostumbra”. Como
es lógico el cabildo municipal asumió dicha propuesta del corregidor, pues en
boca de los regidores servían para alentar y alegrar a los vecinos de esta
ciudad aflictos y afligidos acerca de las calamidades que han corrido y corren
([1]).
Muy relacionado con lo anterior venía el ejercicio de la caballería para estar
preparados por la milicia, que se escenificaba en las fiestas mencionadas, tal
como se refleja en muchas, pero concretamente en ésta. : “En este cabildo
mandó que se cumplan las Pragmáticas Reales
de Su Majestad , en que en ella manda se exercite la caballería , y
usando la costumbre que esta ciudad tiene de hacer fiestas de toros y de cañas,
y en cada un año, se mandó que para el seis de agosto de este año se hagan
fiestas en esta ciudad de toros e cañas” ([2]) Tras
muchos años de ausencia de fiestas por agosto, en 1592, volvieron a programarse
una serie de festejos , que se componía de corridas de toros, carrera de
caballos y juegos de cañas, con la participación de cuatro cuadrillas, al mando
de las cuales estaba el corregidor, el alcaide y dos regidores.
[1]
AMAR. Actas de los cabildos de los días 3 y, 10 de julio y 8 de septembre1582
[2]
AMAR. Acta del cabildo del 20 de junio de 1585.
[1]
Ibd. II, III, XXIX, VII.
[2]
AMAR. Acta del cabildo seis de junio de 1584.
El concurso de gente daba lugar al desarrollo de otras actividades que venían celebrándose en otras fechas festivas del año, como son los toros, las veladas musicales y los espectáculos públicos.
Desde el año 1597, que lo fue de
grandes lluvias y nevadas, hasta
1607 son años de sequía intensa, sobre todo éste último, de ahí que sea muy
significativo el acuerdo del cabildo del día 23 de abril de 1607, que
manifiesta:
“la ciudad da así la noticia que la gente está agotada y afligida por
los años anteriores y la falta de temporal”
Y concluye:
“para que se alegre y divierta que se hagan fiestas de toros en la
plaza de esta ciudad, donde se acostumbran a hacer las fiestas”
Consecuencia de la intensa sequía de los años comprendidos entre 1607
y 1608, y entre 1616 y 1617, fueron la
esterilidad de los campos, la miseria de los labradores y la pobreza de los
jornaleros. Fueron años en los que el
único remedio era el que nos manifestaba
el cabildo del día 15 de abril:
“Como por la mucha necesidad que ay de agua, se trayga Santa Ana a
esta ciudad, donde se an de hacer fiestas en el domingo primero, y, en este día
acuda la ciudad y salga en forma de ciudad al recibimiento hasta los Álamos”
Las fiestas a la Inmaculada Concepción
tuvieron lugar el año 1615. Fue una fiesta que vino propagada y fomentada desde
la Corte , desde
se sugería que se organizara a la manera que en Madrid con tres noches de
luminarias y hachas en las Casas de Cabildo y otras partes de la ciudad, y con
repique de campanas de todas las iglesias en la víspera. A partir del acuerdo
municipal dichas fiestas nunca se interrumpieron, formaban parte de las tablas
de fiestas ordinarias del cabildo y delegadas en el cabildo de suerte. Este fue
el acuerdo de la ciudad:
“La ciudad habiendo píamente considerado y conferido la gran devoción
que hay en esta ciudad a la Pura
y Limpia Concepción de Nuestra Señora, y
confesando como confiesa esta ciudad por sí
y en nombre de todos los caballeros, los regidores y jurados y los de esta
ciudad,, ser concebida sin mancha ni mácula de pecado original, que a ello
perderían vidas si es menester, acuerda que se haga fiesta a la Limpia y Pura Concepción de
la Virgen Nuestra
Señora en su día perpetuamente para
siempre jamás, cada año en su día, vísperas, y misa y se convide un predicador
para este día, y que, en las suertes que
esta ciudad eche suerte particular para esta fiesta, echándolo como se echa
para la Fiesta
del Santísimo Sacramento, y lo que se gastare en ella, ha de ser de los propios,
y, faltando de los propios de esta ciudad,.los regidores, jurados y
caballeros”.
En este año, las fiestas consistieron en una corrida de toros de día,
y, por la noche, luminarias y una
máscara o desfile de caballeros uniformados con armas, compuesta de varias
cuadrillas ( la del corregidor, al del regidor Juan Méndez Zamorano, la de
Pedro de Sotomayor y otras que procedían de fuera. Los actos religiosos,
concertados con el abad, consistían en la misa de la Iglesia Mayor , la
obligatoria comunión de todos los caballeros en la función mayor. También, se
repitieron misas en el resto de los conventos de la ciudad[2].
En
los años siguientes, la fiesta institucionalizada se amplió con fuegos
ratifícales y alzamiento del pendón[3]
[1] MARTÍN ROSALES, Francisco. “LA Cofradía de la Limpia Concepción
en la ermita de San Juan”Programa al Cristo de la Salud , 1994.
[2] AMAR. Acta de cabildo de uno de septiembre
de 1615.
[3] AMAR. Acta de 18 de agosto de 1621.
En un clima
de empréstito y deuda municipal, la situación de la villa castillera dió lugar
a un nuevo e importante incidente en el
que un alcalde ordinario, Salvador del Olmo, fue apresado por el corregidor
Tomas Fontanét en el año 1648. El motivo no era otro sino que se había
sobrepasado en las competencias de dar licencia para la celebración de una
corrida de toros con motivo de las fiestas de la Virgen del Rosario el día
10 de septiembre. Los siete hidalgos y el clero apoyaron este movimiento de
enfrentamiento del alcalde ordinario frente al corregidor, alegando que
En fechas cercanas y posteriores a la feria solían celebrarse corridas de toros y fiestas de moros y cristianos, -la mayoría de ellas organizadas por cofradías o conventos, como las que se hicieron para el dorado del retablo de la iglesia de Consolación-, en el siglo XIX, una vez que se restableció la tradición taurina, prohibida por Carlos III, se van a correr toros durante los días de la feria. Así en el año 182O, llegaron a celebrarse cuatro corridas de toros, según manifiesta el acta del dos de septiembre. Lo normal eran dos novilladas en los días más importantes de feria Durante este mismo siglo diecinueve, las bandas militares y grupos musicales van introducirse en la mayoría de las fiestas con actuaciones. A veces, circunstancias luctuosas como en el 1956, dio lugar a la interrupción de las actividades festivas con motivo de la caída de la plaza de toros. Incluso hubo años que por tormentas debió ampliarse el calendario festivo para resarcir a los comerciantes de las pérdidas ocasionadas. Sin embargo, desde entonces se ha venido celebrando la feria con una brillante exhibición de colorido y, en los recientes años, con un nuevo aspecto festivo y alegre, sin que hasta ahora se haya perdido, aunque solo queden vestigios de lo que fue una de las mayores ferias de ganado y comercial de Andalucía.
......
EOTROS ACTOS FESTIVOS
Otro elemento de estas fiestas
son los tradicionales paseillos y conciertos de las doce en el Paseo. Sin
embargo, se prohibieron los concursos de comparsas o gremios que representaban
mojigangas, tanto procedentes de las aldeas como de los gremios de la ciudad,
por cierto muy frecuentes en la fiesta del Corpus y en la instauración de los
Reyes. Recuerdos de estos son los gigantes y cabezudos, al mismo tiempo que el
reparto de pan a los pobres jornaleros se distribuía por los comisarios de
fiestas en un día señalado de la feria.
También la elevación de globos y
fantoches son reminiscencias de los artilugios y obras que los gremios
presentaban para distraer a la gente en otros períodos. Desde la edad media,
este recurso de las invenciones se mantuvo en nuestra ciudad.
Conforme avanza el siglo, se
observa que el cartel festivo se repite, normaliza y suele estar ocupado por
tres o cuatro veladas musicales, los
teatros que se representaban en el claustro de Consolación y en el Teatro
Martínez Montañés y los fuegos artificiales, hoy desaparecidos. Solían acudir
bandas de pueblos cercanos como en el 1912, aconteció con la de los Villares o
la de Martos por los años veinte.
A principios del presente siglo,
el cinematógrafo hace su presencia en nuestra ciudad y fue un acontecimiento
público en la feria del año 1912.
A partir de aquel momento, las películas de estreno y
los films de mayor aceptación se proyectarán en nuestro Parque Cinema, aunque
en los primeros tiempos fue gratuito.
Los puestos de las casetas
fueron una preocupación municipal que encargó su fabricación al gremio o
sociedad de carpinteros para que los contrataran con motivo de la feria.
Finalmente, la luz va a ser un elemento esencial de la feria festiva,
contratándose a una compañía granadina
de electricidad. Como dato curioso, en el año 1918 solían contratarse
doscientas treinta y dos bombillas. Con el transcurso del tiempo, el
alumbrado oficial se fijará como una
actividad que inidque el principio de la feria.
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