lunes, 25 de mayo de 2015

CANDIDATOS Y VOTOS (IV)



Llegó el final de la campaña de los candidatos y de los ciudadanos. Como los antiguos romanos, llegó el día esperado para pasar el puente que facultaba al ciudadano  a emitir el voto en las urnas del campo de la curia de los comicios, en este caso de las mesas electorales de las secciones de  los distintos distritos . Es el momento clave y esencial del ciudadano. Si , hasta ahora, la voz la mantenía el candidato, el domingo 24 de mayo se reserva totalmente para los ciudadanos.
            A pesar de toda la parafernalia de los días anteriores, aparato burocrático del día de las elecciones y el acoso de las encuestas y requetencuestas realizadas , nadie puede usurpar a los ciudadanos la decisión final de elegir la opción que mejor represente sus intereses.  Es el momento del acto personal, moral y político que mejor encarna lo que, en la ética individual, se define como la decisión final, ya no puede uno echarse atrás ( tanto en la abstención como el color de papeleta que emita) . Se dieron paulatinamente los correspondientes pasos para  llegar cada uno a su mesa de distrito. Pues, primero, el ciudadano se valió de la vía del conocimiento de la historia, vida y currículos de los candidatos, de la gestión de gobiernos y posturas o presencia de la oposición, al mismo tiempo que llevó a cabo análisis  de las variopintas  propuestas de los diversos programas; en segundo lugar llegó el momento de ejercer la libertad con la deliberación de las distintas alternativas o programas,  o dilucidar  entre las memorias de gestión política,  la ausencia del libro de cuentas y la efímera presencia en los momentos electorales; en tercer lugar, se ejerció la responsabilidad de elegir, entre varias opciones,  una candidatura sopesando, en la balanza de este juicio político y ético, los pros y los contras, las posibilidades y las ficciones, los logros y el futuro incierto, los proyectos y las quimeras.
Es el momento de poner los pies en el suelo, y ejercer el bon seny, sentido común, no dejarse embaucar  y mirar siempre por el bien de la ciudad, con lo que implica el bien personal y social. En un plato de la balanza se colocan  la defensa de lo común y de lo privado, el estado del bienestar, los logros de la ciudad, los servicios disponibles y prometidos, el diseño de la  ciudad, las fuentes de progreso y empleo, y todo aquello que está relacionado con la comunidad (desde la participación hasta la gestión; desde la cultura hasta la limpieza; desde la enseñanza hasta el ocio y muchas tareas más). En otro plato de la balanza , se colocan las pesas de principios básicos como la  igualdad , libertad y solidaridad, y, en el eje, la enormes barra de la pura realidad de los fondos económicos  y recursos reales para afrontar el futuro. Pues puede acontecer que la balanza se  rompa antes de emitir el voto por si las pesas de la pura realidad económica no puede comprometerse ni siquiera con las primeras medidas electorales que un grupo político haya prometido. Lo más frecuente versa en que se equilibren los dos platillos y se emita un juicio responsable  y serio para no romper el rasero  de las dos balanzas. Pero, hay que afinar bien la  vista para que los platillos de  balanza no se vean descompensados por no ajustarse la realidad a lo prometido  y se vengan al traste en tiempos futuros. 
            Este es el reto del ciudadano del 24 de mayo , emitir el voto con una balanza en la que se ajusten muy bien platillos, pesas y pesadores en los próximos años, o lo que es lo mismo que entre las propuestas que deben cumplirse, el buen gobierno de los representantes y  en no romper el nudo gordiano  de una ciudad que se ha convertido de pueblo en ciudad auténtica.  Ahí está la  importancia de este momento moral y político esencial, el de la decisión final  y la última responsabilidad del ciudadano, que siempre tendrá a su alcance el poder exigir responsabilidades futuras de los gobernantes,  velará  por el cumplimiento de los programas y  obligará a que se cumplan todos los derechos de la participación política.    

            El día 25 de mayo, la ciudad se levantará  sin pancartas, no se escucharán los altavoces de la propaganda electoral y la radio emitirá el resultado colectivo del voto ciudadano. Se inaugurará una nueva etapa en las ciudades y en las comunidades de España. Es conveniente que triunfen el buen sentido , la mesura, la seriedad responsable  y no quedarnos sometido a una campaña permanente para estar ajustando la balanza de una manera continua. Para ello, historia magistra vitae, la historia es maestra de la vida.  Y menos aún desearía que la balanza se vuelque por estar desequilibrada  y no  puede levantarse. Os deseo una buena y certera decisión, acierto en la responsabilidad exigida y a exigir y, como es lógico,  un futuro próspero.      

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