PLANO DE  LA MOTA Y SUS ALREDEDORES DE ALCALA LA REAL 
            Pasar
de un cerro, árido e inhóspito, hasta una ciudad fortificada significó una
conquista del hombre horadando rocas, aprovechando cuevas y allanando peñas
para convertirlo en el hábitat de varias civilizaciones que han dejado su
huella en  este recinto histórico de
Alcalá la Real 
denominado fortaleza de la Mota. 
            En
primer lugar, como muestra del más antiguo hábitat del entorno se encuentran
las cuevas naturales y artificiales, 
especialmente la  existente en la
ladera norte del cerro  de  
            Pero,
dejando atrás los pocos restos de la época ibérica y romana, el primer testigo
de la conquista musulmana es el qal'at o castillo, situado en la parte
nororiental del cerro de la Mota 
que pronto se amplió con un recinto amurallado encerrando a  la ciudad fortificada, tal como aparece entre
los autores árabes  distinguiendo su
jerarquía administrativa  frente a otros
núcleos de la comarca con las denominaciones de al qal´at, hins, amal, yuz
y  iqulim de la cora de Elvira.  Pero el nombre más extendido fue  el de al qal´at por muchos autores al que
añadieron los apelativos de Astalir[2],
Yashub[3]  y Banu Said[4] haciendo
referencia a una ciudad fortificada desde los primeros años de la conquista
musulmana. La  fuerte castellanización de
los nombres del  recinto ha perdido
nombres como la calle de la
 Zubia , hoy Romancero, que se acercaba a la fortaleza y aludía
a un canal de agua.  
            Años
más tarde a la conquista  musulmana,   el recinto fortificado se amplió en todo el
perímetro del cerro, haciéndose en varias fases por medio del amurallamiento y
la colocación de torres estratégicas: una primera por el flanco noroccidental  hasta la primera cresta del cerro, cuyo fiel
testigo es la puerta  recién excavada
junto a la casa de Cabrera  y otra que
afectó a la ampliación de la anterior y de otras partes  de dificil acceso como la parte meridional. 
A ello se
añadió  un tercer circulo de
murallas  que dio lugar al barrio de
Santo Domingo, cuyo centro era  la
antigua mezquita transformada en iglesia del santo liberador de cautivos. El  acceso entre este barrio y  la fortaleza se hacía a través del
Cañuto,  un camino cubierto que salía del
Gabán hasta la iglesia de Santo Domingo, hoy desparecido, y se  incardinaba dentro de la muralla  hasta llegar a través de varios bancales o
ronzales hasta la Puerta
 Zayde , situada al pie de la torre de la 
 Cárcel. A  este barrio, 
su vez,  se accedía por  varias puertas, las del Arrabal, la de Martín
Ruiz[7], la
de Herrera, la del Cambrón o Granada y la de Zayde. Ocupaba su parte
central  la mezquita transformada en
iglesia mudéjar y reedificada con estilo gótico y renacentista. Junto a ella,
había un horno de la ciudad.  
Varias torres
albarranas y puertas de acceso  cotejan
estos perímetros que dieron nombre a algunos flancos de la muralla. Tras
formarse en la parte noroccidental un nuevo 
barrio exterior, de nombre Bahondillo, 
también  se recompuso la
fortaleza  estableciendo varios flancos
de murallas, denominadas del Trabuquete ( en la parte oriental), la del Gabán (
al sur) y la del Aire o Santiago ( en la parte occidental). Todo este círculo
se recorría, interiormente,  a través del
anillo, una calle o adarve ocupado en los siglos XVI por los patios  y 
caballerizas de los solares de la ciudad fortificada. Actualmente,  se encuentran 
cortadas  varias  partes del recorrido, a consecuencia de los
derrumbamientos, abandono  o destrucciones
de casas, especialmente por la zona del Alcázar, el Bahondillo y el Gabán. Por
otro lado, varias puertas permitían el acceso al recinto fortificado dentro del
antemural de la barbacana, diseñado en tiempos de los almohades. En concreto, a
través de  la puerta del Aire o de
Santiago con el arco de la
 Pescadería , a la fortaleza accedían los vecinos del barrio de
San Sebastián  y Arrabal Nuevo o de San
Francisco y lo primero que encontraban eran las caballerizas del señor abad.
Posteriormente, hacia principios del siglo XVI, se abrió la Nueva  o de San Bartolomé, en
le centro de este  flanco occidental,
obra de Martín de Bolívar, que permitía el acceso de los vecinos del barrio de la Peña Horadada , San
Bartolomé y  el Campo. No hay restos de
las torres de Especería que  comunicaba
el perímetro primero con el segundo recinto. En el flanco suroriental,  un antemuro 
abrió un nuevo adarve, de nombre las Entrepuertas, que era el barrio
comercial de la  ciudad, donde se
ubicaban gran cantidad de tiendas artesanales, el hospital del Dulce Nombre de
Jesús y la Casa 
de la Mancebía 
hasta mediados del siglo XVI. Este adarve permitió el acceso desde la calle
Real flanqueado por tres puertas, de las que se conservan la de las Lanzas y la
de la Imagen. También 
se observan restos del barrio del Albayzín y pasadizos interiores, así como
muchas cuevas horadadas en  las faldas
del cerro. Junto a la puerta de la
 Imagen , las Carnicerías, de estilo renacentista obra de Ginés
Martínez de Aranda, cerca de la torrecilla del Trabuquete;  y, junto a la Torre  de Aguilera o del
Argamasón, la Casa 
del maestro de Gramática, hoy desparecida. 
También, por la puerta del Postigo del Arrabal el barrio antiguo de
Santo Domingo, todavía  se comunica  con  el
tramo final de las Entrepuertas y el Cañuto. 
             La repoblación anterior a la conquista
cristiana debió influir  para
racionalizar el recinto en torno a varios espacios y ejes viarios que
definieron los espacios administrativos y de vivienda. En torno a las
calles  de Despeñacaballos, la Calancha  y dos Reales,
se  distribuyeron todas las viviendas y,
mansiones, y, en derredor de las plazas, Alta y Baja,  se ubicaron los  edificios públicos religiosos y civiles. La Calancha   servía de enlace conectivo desde la Iglesia  hasta  el Alcázar, y 
a ella se abrían  callejuelas y
callejones cerrados, donde se 
ubicaban  las casonas de los
caballeros más importantes de la ciudad, entre los que  se conserva 
la casa de los Aljibes, fiel 
reflejo de unos depósitos de agua para abastecer a una población que
llegó alcanzar más de los tres mil habitantes. Desde el  Bahondillo, dos calles Reales y la calle del
Preceptor, que daba a la Plaza ,  formaba una trama urbana, en la que se
mezclaban el palacio del Abad  con  las casonas de la familia Gamboa, la Casa  de la Imprenta  y  las viviendas de los no privilegiados, muchas
de ellas superpuestas a las anteriores ocupando falsos adarves y calles en
recodo. La calle Despeñacaballos, por su parte, 
se comunicaba con varias calles, entre la que actualmente destaca  la  de
las Cuatro Esquinas, que  acababa  en la Torre  de la Justicia  o de la Imagen , donde se  ubicó en muchas ocasiones la cárcel y el
pósito. Por referencias indirectas la mezquita aljama  presidió esta parte de la parte madina.  
A través de
tres tiendas del Cabildo y  de la Escaleruela  se accedía
a la plaza Alta, desde donde se distribuían 
las Casas de Cabildo[8], la Iglesia Mayor 
Abacial,  la sacristía, la capilla del
Deán y el Claustro de la
 Iglesia , el mesón de los Monteses,  varias casas señoriales- la de los Gamboa, la
de los Aranda, la del alcaide-, un horno, la casa del corregidor y la torre de la Cárcel Real 
reconstruida tras la conquista  de
Alfonso XI con un bello juego de cuerpos abovedados. Cerrando el flanco
sur,  se abrían unos Corredores con  dos cuerpos, uno arqueado ocupado por las
escribanías y otro dintelado y superior que alquilaba el cabildo para las
tiendas de la ciudad[9], muy del gusto de las
plazas castellanas[10]. En
su parte posterior, el mirador se abría 
a una muralla, flanqueada por las torres del Pendón y del Gabán o de la
Justicia[11].
Estas torres fueron, en algunas ocasiones, 
residencia del cabildo y casa del corregidor.
Alcalá siguió
como ciudad de frontera. Pero el peligro se encontraba en las costas del
Mediterráneo. Ya no importaba tanto la reconstrucción de su amurallamiento
ni  afrontar las malas condiciones
climatológicas de un recinto fortificado en un cerro. El llano ofrecía a los
privilegiados una nueva ubicación para emprender nuevas empresas  en la vida de la historia de la ciudad. Las
torres, los muros, los edificios públicos y las viviendas se abandonaron; los
vecinos se trasladaron al terreno comprendido entre el cerro del as Cruces y el
de la Mota. Tna 
sólo, la Iglesia 
tocó siempre la campana recordando que era un testigo de unos hombres que
entregaron  sus vidas en la lucha por la
frontera.         
[1] CARRACOS RUS, J, PACHÓN ROMERO,
J. A. y otros Aproximación al poblamiento eneolítico en el Alto Guadalquivir, Publicaciones
del Museo de Jaén. Nº 8 Jaén 1980.
[2] OLMO LÓPEZ, Antonio Las
sbbéticas islámicas de Jaén y Granada. De los antecedentes romanos a la
conquista cristiana. Pp.114. I.E.G. Jaén 2001. Astalir  era una 
fuente cercana a la fortaleza.
[3] Ibidem. Hace referencia un
clan familiar que se instaló en la localidad.
[4] Ibidem, hace referencia
a  por el nombre de los señores que
detentaban el poder  a partir del siglo
XII.
[5] SÁNCHEZ MÁRMOL, Fernando. Andalucía
monumental ( de la Mezquita 
al mudéjar). Biblioteca de Cultura Andaluza. Pp. 111. Muy fuerte es la
influencia del sistema defensivo almohade, pues desarrolló extraordinariamente
el arte de las  fortificaciones “Se
perfecciona el sistema de puertas de recodo, se hace uso de la barbacana o
antemural  que envolvía el recinto y se
utilizó como norma la construcción de torres albarranas”. 
[7] Por un censo de Francisco
Ramírez, casado con María de la
 Torre  que heredó unas así definidas, sabemos la situación de la Puerta  de Martín Ruiz”unas
casas principales con sus bodegas y toda su posesión en el arrabal de esta
ciudad junto a la puerta de Martín Riz linderas con casas de  Sebastián García y la ermita de san blas”
[8] Anteriormente ocupaban una
de las torres, la del Rey (Pendón?) por encima del Cañuto. Las actuales
comenzaron a edificarse a partir de 1540 y es obra de Martín de Bolívar
discípulo de Diego de Siloé. La estancia alta estaba dedicada a sala de
reuniones, capilla, armería y archivo de la ciudad; la planta se refería a la  Sala 
de Audiencias del Corregidor y el salón de cabildos de verano.
[9]  AMAR. Caja 20. Pieza 7. En las tres tiendas
centrales hasta 1581, con motivo de la caída del Gabán, se encontraba la Casa  del Corregidor y  estaba 
ampliada con un hastial hasta la plaza obra de Juan de Riaño. 
[10] Probablemente, las
tiendas se adosaron a la muralla y  a las
dos torres y se realizaron en varias fases: una primera alcanzó a cinco tiendas
en torno a los años cuarenta  y otra
segunda las elevó a nueve y un portón   a
finales del siglo XVI
[11] Las torres  a veces venían señaladas con el nombre del
Rey, de Santa María y del Pendón. 
[12] La obra se desarrolló a
partir de los años cuarenta del siglo XVI.

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