CONTINUA LA FAMILIA  BATMALA
PARA SEGUIR EL  HILO ...
  LLEGAN
LOS BATMALA
Con estos
precedentes, en 1849,  los hijos de Juan
Batmala  y Juana Laloya  ya  se
habían  afincado en  Alcalá 
la Real.  Probablemente, entraron a
través del puerto de Málaga, desde donde mantuvieron lazos de unión con los
bancos de aquella localidad,  y donde
llevaron a cabo los primeros negocios. Estaban relacionados con los
comerciantes del textil de Cataluña, ya que, 
desde principio, se presentaron a través del consulado de Granada, donde
tenían relaciones con las firmas comerciales granadinas y sus correspondientes
casas de Barcelona. Hemos podido constatar la presencia de negocios comerciales
de Francisco Batmala, tío de Pablo, entre los años 1874 y 1880,  con los comercios granadinos  de Benito Martínez y Compañía, Sabadell y
Batista, don Lorenzo Vico Rubio y Heras, José Ruiz y López Comercio,  Casa Alsubide y Escolástico Martínez
.
 
Como es
lógico, a través de esta vía, se introdujeron en el mundo comercial alcalaíno y
prieguense. En concreto, por estas fechas, varias familias de origen francés
copaban los mejores comercios del Llanillo alcalaíno  y  las
calles principales de Priego como las de Pedro Camy Bergeret, Juan Casanova
Zurdón, y los Laloya. El proceso fue rápido, pero los pasos y modo de entrada a
estas ciudades fueron siempre los mismos. En Alcalá se dieron a conocer, desde
los primeros momentos, como unos 
emigrantes o “forasteros” que vivían 
del comercio y de la representación de las entidades bancarias,
afincadas en Andalucía, sobre todo el Banco de Málaga, ejerciendo de
prestamistas mediante el sistema de letras de protesto
.
Después, pronto, gracias a su rico patrimonio mobiliario, se enriquecieron,
mediante los abundantes préstamos de dinero a los nuevos agricultores  alcalaínos, a los que hipotecaban sus tierras
para hacer frente  al gran movimiento
inmobiliario y rural, que se desarrollaba 
tras la desamortización de Madoz, así como con la  incorporación de grandes cortijos a su
hacienda familiar, hasta tal punto que a final de siglo se les consideraban
como medianos propietarios en la lista de grandes contribuyentes locales
. 
 
Para entender
bien  la integración de los franceses en
Alcalá a partir de mediados de siglo, conviene tener en cuenta que comenzó  a crearse 
una red viaria, que  abrió nuevos
caminos, arregló y transformó los anteriores en carreteras. Entre ellos
destacaron los que enlazaban  el que  unía Alcalá con Cantera Blanca, Montefrío y
Loja; el de Alcalá  con Almedinilla y
Priego, y el de Alcalá con Baena, Castro del Río y Córdoba. Todos ellos  convergían a la costa malagueña
” por ser la línea que conducían a Málaga
para mayor ahorro de legua y porque para aquel punto se exportaban los granos
de esta y de  la campiña de Jaén y parte
de Córdoba y  que de desde aquel punto se
importan los géneros de utilidad de gasto y consumo haciéndose a lomo  por falta de camino carretero con notable
pérdida de la agricultura y comercio”. Por
otro lado, la economía se transformaba, a pasos agigantados, de un sistema
agropecuario a otra de  predominio  agrícola con una gran influencia del comercio
en la ciudad, a lo que se añadía la incorporación privada  de muchos terrenos de propios y comunales. 
 
Los abuelos de
Pablo Batmala  tuvieron varios hijos que
se incorporaron a Alcalá. Por la parte de los Batmala, se constata la presencia
de Juan
,   Francisco
  y 
Santiago, padre de Batmala. El primero se inició como comerciante,
y  vivió en la calle Braceros hasta su
muerte, se casó en el año 1861 con  Ana
Gobert
y  vino a Alcalá en torno a 1870. Más
tarde, como propietario, mantuvo buenos lazos 
con su sobrino Pablo, a quien le transmitió tardíamente los bienes. Era
vecino de Josefa Miqueu Gober, casada con Santiago Camy Miqueu, otro francés
afincado en Alcalá por los años treinta del siglo XIX.  
 
El segundo,
Francisco, vino a Alcalá  en el año 1849.
Se mantuvo como comerciante
  hasta que formó una familia con linaje
alcalaíno y se casó con la hacendada Dolores Alba Fernández,  descendiente de la familia del regidor y
propietario don Florencio Alba
. Por
su enlace matrimonial, se integró rápidamente en  la sociedad alcalaína, al mismo tiempo que
esta circunstancia familiar le permitió enrolarse en la vida política local. Al
principio fue un comerciante del ramo textil, pero, sobre todo, se enriqueció
estableciendo un banco de préstamos, con el que hipotecaba a los nuevos
campesinos recibiendo el dinero en monedas de plata. Durante este tiempo
compartió el negocio con su paisano Pedro Camy, un comercio muy floreciente en
el que llegó a tener varios dependientes ( El comercio debía tener un  volumen de negocios tan grande  que uno de sus trabajadores se  dio de baja de soldado de 
la Milicia Nacional,
porque no podía asistir a  las clases
doctrinales
).  Más tarde, 
cambiando su posición social de comerciante por la de propietario, se
casó  en el  año 1661 con Dolores Alba, mujer descendiente
de una familia hidalga alcalaína, con la que tuvo seis hijos (Indalecio en  1863, Mercedes en  1867, Adoración en   1866, Francisco en 1870. Isabel en 1872 y
Dolores en 1874). 
Y SEGUIMOS  
En los
primeros años de su estancia alcalaína, se dedicó a multiplicar su capital  mediante 
el préstamo de dinero a medianos agricultores, ya que concentraron en
sus manos  muchas pequeñas parcelas de
los pequeños campesinos y de otros hacendados que emigraron a otras ciudades.
(Entre los primeros, la familia de Sánchez Nieto
 y
Serrano;  y entre los segundos, Fernández
de Moya a Jaén.) También desarrolló la actividad de avalistas de letras de
cambio por su relación con el Banco de Málaga 
y, en concreto,  por sus buenos
contactos con Rafael Regueras, director de la entidad. Más concretamente, avaló
muchos protestos de letras  a familias
importantes como la de Antonio Sánchez Cañete o la de su paisano Pedro Camy
Bergeret
.  Además de esta actividad mercantil, a lo
largo de los dos últimos decenios del siglo XIX, fueron  frecuentes los contratos de compraventa de
Francisco, con el consiguiente acrecentamiento de su patrimonio
.  Finalmente, antes de los años noventa,
dispuso de una fábrica famosa de Harinas y Panadería, que traspasó en 
1897 a  Valeriano Ferreira Hinojosa, valorada en cinco
mil pesetas
. Muestra de su buena
posición social era que disponían de una sirvienta de origen castillero  Victorina 
Villén Izquierdo,  en la calle Utrilla,
31. Tras la muerte de su hijo Indalecio, por los años veinte en
Torremolinos,  Pablo  se benefició de gran parte de la herencia de
su tío y utilizó esta vivienda, que daba a la calle  Espinosa para realizar sus  obras altruistas a favor de los pobres de
solemnidad cada  sábado, donde repartía
dinero y alimentos. Una vivienda importante, que quedó en manos de esta rana de
los Batmala fue la situada en el número 38 del Llanillo, junto a la posada de
León y la casa de la familia de   los
Sánchez Molero.
 
            SANTIAGO, PADRE DE PABLO BATMALA, Y
LOS LALOYA 
Por su parte,
Santiago
,  el padre de Pablo, vino a Alcalá unos años
después, en el 1853, y ejerció como dependiente del comercio de su hermano
Francisco
. Se casó el 30 de octubre
de 1872 con Clotilde Batmala en la iglesia del Rosario. Asistieron a la boda
como testigos el escribiente José Vinuesa, Juan Casanova, su hermano Francisco
Batmala, y el notario Felipe Núñez
. 
 
Su mujer doña
Clotilde Laloya, nueve años menor que el marido,  llegó unos 
años después. Formó la sociedad comercial “Hermanos Laloya”, junto con
sus hermanos Pedro y Pablo.  Debió alcanzar
pronto  unos medios holgados, pues,
cuando firmó el contrato de  la dote a su
futuro marido, le entregó nada menos que cuatro mil pesetas, con las que
adquirió varias fincas  e importante
cantidad que, en otras ocasiones, 
Santiago prestó a varios vecinos. Este, bajo la influencia de su hermano
Francisco, se abrió camino en Alcalá y compró la casa número veintiuno de  la calle Bordador. Tuvo, en Alcalá la Real, varios hijos, (Dolores,
en  1873, Pablo en  1875, Indalecio en 1877, Clotilde en 1878,
Luisa en 1880, Enriqueta en 1882, y Luís 1883). Pronto murieron Luisa,
Indalecio y  Luís, ya que en el  1889 no viven con ellos en la calle General
Lastres. 
Por otra
parte, la familia de los Laloya procedía de Louvies Juzon, ciudad también  perteneciente a los Bajos Pirineos- pero más
tendiendo al Sur de Rebenacq  limitando
con el Pirineo Aragonés-. Algunos miembros de esta familia se trasladaron
Alcalá, en concreto Pedro, Pablo, María Juana y Clotilde; unos años después que
lo hicieron los Batmala, en torno a los setenta del siglo XIX. 
Sin embargo,
un  hermano de los Laloya, de nombre
Antonio, se quedó al frente de su hacienda de los  territorios franceses y los representó en
Rebenacq.  Mónica, Ana y María Teresa,
las tías de Pablo Batmala, se establecieron en 
Gan, y no vinieron nunca a Alcalá (pues esta última se casó con el
comerciante francés Juan Guillambour, que por cierto murió pronto,  y, tan sólo, 
e pasó por estas tierras de una a manera accidental para recoger loa
herencia de sus hermanos políticos).
 A
pesar de la distancia, la relación  de
los hermanos afincados en Francia con sus hermanos alcalaínos se mantuvo en
cuestiones hereditarias. Así, Ana quedó pronto viuda, con cuatros hijos,
dejando  la tramitación de los negocios
en su paisano Juan Batmala, que le vendió las tierras heredadas de sus
parientes para invertirlas en suelo francés
. 
 
Todos los
miembros de la familia Laloya, menos las anteriores, se trasladaron, primero,
desde su  villa originaria de Rebenacq a
Louvies Juzon, y, más tarde, emigraron desde 
Francia a Alcalá: en concreto en torno al 1857, lo que se constata con
la presencia de Pablo y Pedro
,
viviendo por esta fecha en 
la
 Plaza Alta y sirviendo como dependientes en un comercio
importante de telas regentado por su paisano Francisco Batmala. Su llegada fue
escalonada: Pedro lo hizo en 1858; Pablo, en 1859, y, con la muerte del padre
en 1869, se trasladaron a Alcalá  María
Juana y Clotilde( en concreto, en 1870, porque hay noticias de que ésta última
 ya
se encontraba en Alcalá por esta fecha). 
 
 No caben dudas de que todos estos franceses
eran unos jóvenes adolescentes, que se vieron obligados a  emigrar de aquellas tierras con una agudeza y
olfato especial para el mundo de los negocios, ya que,  diez años después, se mostraron como unos
expertos comerciantes de Alcalá. Y, en verdad que se hicieron notar, porque, en
el bienio liberal de 1854-56, el progresista Antonio de Torres se quejaba de
ellos en estos términos:
.           
“Que se
reconvenga al señor capitán de la Milicia Nacional y que se eliminen a los señores
súbditos franceses, don Francisco Batmala y don Pedro Camy y a todos los demás
que no tengan caballo o yegua propia”
            
A lo que contesto el ayuntamiento
  
“Que si
bien los súbditos franceses ni de otras naciones no están obligados a
pertenecer a la
 Milicia Nacional, no se excluyen en  el sentir del ayuntamiento en el que se
inscriban voluntariamente  en sus filas,
si a notorio arraigo y buena conducta se agrega la antigua vecindad, como sucede
a don Pedro Cami y don Francisco Batmala del Comercio de esta  ciudad”.
Pues,
Clotilde, Ana, Pedro, Pablo, y María Juana formaron un floreciente comercio
conocido con el nombre de los “Hermanos Laloya”, que alcanzó un gran éxito
económico entre los años sesenta y ochenta. 
Los hermanos vivían en la casa 
número 20 de la calle Bordador, lindando con la del francés Pedro
Miqueu, con el que no debieron tener unas relaciones muy fluidas, pues este
último demandó en 
1870 a
Pablo por una reforma de la acera de la calle, cosa que no llevaba razón pues
el cabildo municipal se la denegó
. 
 
            Tanto
los Batmala, en la persona de Francisco Batmala, como los Laloya, con Pablo
Laloya, comenzaron a integrarse en la vida social, política y económica de
Alcalá 
la Real. A
finales de 1867, los dos fueron elegidos 
regidores del ayuntamiento alcalaíno dentro de una candidatura
conservadora, presidida por Gregorio de Torres Gómez y representando a los
industriales y comerciantes,  miembros de
la Junta de
Mayores contribuyentes. Incluso, Francisco Batmala, ocupó puestos de honor,
bajo la alcaldía de Gregorio de Torres, como segundo teniente de alcalde y dio
muestras de gran sensatez desempeñando tareas importantes  como el deslinde con el Castillo de Locubín
en la zona del Marroquín. Pablo Laloya, por su parte, le correspondió el escaño
decimoquinto de 
la Sala
de Plenos y perteneció a 
la  Comisión de Visitas junto
con  Aquilino Sánchez Molero
. En
1871, Pablo se le consideraba como una persona influyente porque, en una
colecta a favor de recaudar fondos para la clase jornalera, ya proporcionaba la
notable cantidad de cuarenta escudos. Incluso, 
en tiempos del gobierno de los liberales, se le elegía como miembro de 
la Junta de Asociados por el
ramo de los comerciantes e industriales, por lo que se entiende que   disfrutaba de gran confianza y prestigio
entre la población. Era claro y evidente que uno, por casamiento con la hija de
la familia de los Alba, y el otro, por sus relaciones exitosas relaciones
comerciales, comenzaron a destacar pronto en la vida alcalaína
.    
 
     
8/. AHPJ. Legajo
 21600. Folio 1.125. Notario Alejandro Mouton 
AHPJ. Legajo 21600. Folio 37 y 375. Letras de protesto de   Pedro Camy Bergeret con Juan Casanova
Zurdón. Los Camy avalaban a Francisco Batmala, que ponía como hipoteca el Co 
AMAR.
Legajo 21557. Valeriano del Castillo y Oria. 1898. el comerciante Juan Batmala
Gobert prestó nada menos la cantidad de 12.500 pesetas a oto comerciante de
origen sevillano coaligado con el castillero José María Álvarez Márquez,
que  posteriormente lo vemos comprando  
13 AMAR. Legajo 124, P.4. Había nacido el 17 de febrero de 1831 en
Rabenacq y su esposa Dolore 
s Alba
Fernández, el 25 de abril de 1836. Los pa 
dres de Dolores eran don Florencio
Alba y la granadina doña Antonia Fernández. Se casaron el 19 de mayo de 1666 en
la parroquia de Santo Domingo de Silos y figuraba en el día del casamiento como
comerciante. 
17 APSD. Li 
bro 51.
Año 1875. Folio 190 v. Partida 
 12. Minutario de Bautismos. 
18  Acta del cabildo de 15 de
febrero de 1855. Se llamaba José Fer 
nández de
Puliana. El Comercio se llamaba CASA DE COMERCIO DE DON PEDRO CAMI. 
 Y estaba junto a las casas  de los Portales de la Plaza, donde vivía. Como era
típico de estos años, se vendían en los comercio todo tipo de género, el
ayuntamiento adquiría el Anunciador de Jaén..  
19 AHPJ. Notario Alejandro Moutón Año 1862.Legajo 21589.  Venta  
a Francisco Batmala de parcela, estanque 14 fanegas de las Peñuelas de
Fernán 
dez de Moya;  y una en Charilla de José Gallego;  el mismo, venta de parcelas del  cortijo de la Media Naranja a
Sánchez Nieto;  a  este préstamo de 48.260 reales con hipoteca
de las tierras compradas; otra de hipoteca a Antonio Márquez  8.500 reales ; a tres vecinos del Castillo
Cándido Castillo, Manuel Baeza, y Miguel Lara, 5400 reales, a Juan Bautista
Roldán, 1863., a David Guardia, 1440 reales; a Francisco Pérez Muñoz 2350
reales. A Francisco Fernández de Moya y Mesía, nada menos que 60.000 reales; al
panadero  Pedro Lara Romero, 2.400
reales. LEGAJO 5547   
21 AHPJ.21554. En  1897, compró 12
fanegas  
a Juan Hidalgo en
Cañada del Carril. 
23 Había naci 
do en el mismo lugar  15 de
noviembre de 1840 y llegó a Alcalá con 18 años. APS 
D. Todas las partidas de bautismo se encuentran en  
el archivo de la parroquia salvo la de Dolores que nación en Francia. 
26HPJ. 25669. El  7 de d 
iciembre
de 1894 vendió a Florencio Pérez Fuentes los bienes de su esposa Ter 
esa ante
Alejandro Mouton, que era la pa 
rte que le
correspondía de 20 fanegas de los Bujeos de Fuente Álamo, hipotecados en
2.705  a José Trujillos. 
27 AHPJ 25669. Folio 429.  En 1894
Juan Batmala Gober, como apoderado de Ana Batmala vende los bienes heredados
Ana a Gregorio González Vela. C 
omo datos le
correspondieron unos cuatro fanegas, de diversas parcelas en torno al Portillo
de los Aspadores, junto a la
 Lagar, valorados 450 pesetas.  
28 AMAR. En el Padrón de 1857, aparecen Pablo Laloya y Membriella (‘) y
Pedro Laloya Membriella con las cédulas 5438 y 5439, con las edades de  
16 y 15 años,
dependientes. 
32 Acta del 17 de diciembre 
de1867.
Los  miembros restantes eran José Mart 
ínez,
Francisco González de Lara, Fr 
ancisco Bolívar,
Faustino González Aguilera. Domingo Urda, Felipe Bolívar Muñoz, Tomás Font,
comerciante y hacendado, Francisco Montañés Frías, Pedro  Ruiz Ruiz, Pedro castillo Guardia, José Cano
Carrillo, Aquilino Sánchez Molero, Rodrigo Castillo y Francisco Belbel.  
35 Así a 
parece en
el sello de sus escudo, en l