El contencioso con la villa del Castillo de Locubín con Alcalá la Real se estabiliza
durante este reinado. Tan sólo, se manifiestan algunas muestras
de rebeldía que fueron sofocadas por los munícipes con motivo de las exigencias
de los escribanos del Castillo,
encabezados por los Alvarez de Morales y por medio del subterfugio de solicitar
los límites del término de esta zona. Algunos problemas se solventaron como fue
el reparto de aguas de las huertas del
Castillo tras el acuerdo con los regantes para la revisión del canon, horas de
agua y revisión de sus tradicionales normas en tiempos del corregidor Montoya
en 1755. Otras demandas de los vecinos, a través de los alcaldes
ordinarios, se aprobó con reticencias en 1757 la autonomía en la
celebración de las subastas, arrendamientos o pujas de los ramos del aceite,
aguardiente y carnicería, siempre que estuviera supervisada por los dos
regidores diputados del Castillo y con la consideración de que la villa no era
sino un arrabal más de Alcalá, cuyos privilegios y compra se había realizado en
reinados anteriores de una manera pacífica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario