Terminábamos el
artículo anterior bisemanal con la propuesta sobre si podíamos llevar a cabo otro tipo de
economía; en la medida de las
posibilidades, abríamos una nueva ventana de esperanza calificándola de
altruista. Y proponíamos una serie de aspectos que caracterizaban este tipo de
enfocar las relaciones entre el hombre y el trabajo. Ha llegado el mes de
julio, y muchas personas comienzan las ganadas vacaciones; otros, sin embargo,
se dan de baja de la oficina de Empleo y ejercen su puesto de fijo discontinuo
o el afortunado contrato de la nueva reglamentación laboral ( que, por cierto,
algunos políticos se ufanan en alabarla
como si hubiera dado un vuelco total al
empleo, ¿que más quisiéramos?).
Dejando
esta lamentable situación que sufren muchas personas, como muchos refieren "no todo es
trabajo", porque el séptimo día se descansó; el Sabat, el día del
descanso, ocupó con mucha sensatez el
lugar del Dies Saturni, el día del dios
Saturno(tan fagocitador por su parentesco con el caos y el tiempo), Saturday en
inglés. Por un lado, se parte de una
razón claramente lógica porque el exceso de trabajar, o más bien el vivir solo
para trabajar, conduce a muchos hombres a hacerlos más inhumanos, obnubilando sus mentes superactivas, y los convierte en puras marionetas del
mecanicismo puro y duro sin ningún fin definido, sino es la autorrealización claramente egoísta. Y no digamos los efectos negativos que
conlleva en la salud del individuo , causando un exceso de fatiga y una baja muy
significativa de rendimiento. Por lo
tanto, está claro y evidente que el disfrute del ocio es una necesidad humana y
un derecho de las personas: ya lo definían muy bien con los términos el otium (
el descanso laboral, el fin del ajetreo en la vida de la ciudad) y el negotium ( lo que no es tranquilidad o descanso laboral). O, en
términos deportivos, el descanso del atleta griego. Y, si
damos un nuevo salto cualitativo, el descanso nos permite desarrollar la
sociabilidad humana, que queda olvidada del mundo estresado de las megápolis.
Nos referimos a disfrutar de de las relaciones humanas en los entornos
familiares, amicales o vecinales.
Es el momento de compartir espacios de
bienestar grupal , de entrelazar relaciones con muchas personas que no podemos
hacerlo en los mementos laborales y disfrutar del ejercicio de la convivencia
creando lazos de unión, amor, afecto y confianzas mutuas. Algunos, se elevarán
a otras metas de voluntariedad y de compartir con otras personas objetivos
solidarios olvidándose de las preocupaciones y menesteres diarios. Esto es lo que se nos ofrece en el mes
Quintilis, el quinto mes del calendario lunar, que en nuestra Tierra se
ejemplifica en Etnosur; en las fiestas patronales, cofrades, aldeanas, vecinales; en los festivales
de agosto; en los encuentros familiares,
amicales y grupales; y en los viajes a otros sitios que nos evaden
con su exotismo. En suma, el descanso
procura olvidar el carácter militar del mes de Julio Cesar y mirar la luna que se muestra más placentera y
sonriente. Pues, la alegría es otro signo del descanso.
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