sábado, 6 de julio de 2013

EL DESCANSO NECESARIO


 

 

            Terminábamos el artículo anterior bisemanal con la propuesta sobre si podíamos llevar a cabo otro tipo de economía; en la medida de las  posibilidades, abríamos una nueva ventana de esperanza calificándola de altruista. Y proponíamos una serie de aspectos que caracterizaban este tipo de enfocar las relaciones entre el hombre y el trabajo. Ha llegado el mes de julio, y muchas personas comienzan las ganadas vacaciones; otros, sin embargo, se dan de baja de la oficina de Empleo y ejercen su puesto de fijo discontinuo o el afortunado contrato de la nueva reglamentación laboral ( que, por cierto, algunos políticos se ufanan en  alabarla como si hubiera dado un vuelco total  al empleo, ¿que más quisiéramos?).   

            Dejando esta lamentable situación que sufren muchas personas,  como muchos refieren "no todo es trabajo", porque el séptimo día se descansó; el Sabat, el día del descanso, ocupó  con mucha sensatez el lugar del  Dies Saturni, el día del dios Saturno(tan fagocitador por su parentesco con el caos y el tiempo), Saturday en inglés.  Por un lado, se parte de una razón claramente lógica porque el exceso de trabajar, o más bien el vivir solo para trabajar, conduce a muchos hombres a hacerlos más inhumanos,  obnubilando sus mentes superactivas,  y los convierte en puras marionetas del mecanicismo puro y duro sin ningún fin definido, sino es  la autorrealización claramente egoísta.  Y no digamos los efectos negativos que conlleva en la salud del individuo , causando un exceso de fatiga y una baja muy significativa de rendimiento.  Por lo tanto, está claro y evidente que el disfrute del ocio es una necesidad humana y un derecho de las personas: ya lo definían muy bien con los términos el otium ( el descanso laboral, el fin del ajetreo en la vida de la ciudad)  y el negotium ( lo que no es  tranquilidad o descanso laboral). O, en términos deportivos, el descanso del atleta griego.  Y, si  damos un nuevo salto cualitativo, el descanso nos permite desarrollar la sociabilidad humana, que queda olvidada del mundo estresado de las megápolis. Nos referimos a disfrutar de de las relaciones humanas en los entornos familiares, amicales o vecinales.

             Es el momento de compartir espacios de bienestar grupal , de entrelazar relaciones con muchas personas que no podemos hacerlo en los mementos laborales y disfrutar del ejercicio de la convivencia creando lazos de unión, amor, afecto y confianzas mutuas. Algunos, se elevarán a otras metas de voluntariedad y de compartir con otras personas objetivos solidarios olvidándose de las preocupaciones y menesteres diarios.  Esto es lo que se nos ofrece en el mes Quintilis, el quinto mes del calendario lunar, que en nuestra Tierra se ejemplifica en Etnosur; en las fiestas patronales,  cofrades, aldeanas, vecinales; en los festivales de agosto; en los  encuentros familiares, amicales y  grupales;   y en los viajes a otros sitios que nos evaden con su exotismo. En suma,   el descanso procura olvidar el carácter militar del mes de Julio Cesar y mirar  la luna que se muestra más placentera y sonriente. Pues, la alegría es otro signo del descanso.        

 

 

                       

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