Al final del
último día del año 2013, meditaba qué podía escribir sobre nuestro entorno
alcalaíno. Sin darme cuenta, el esquilón de las torre del cabildo  dio el aviso de las primeras doce campanadas
del próximo año. Al  caer en mi paladar  la primera uva me trajo a la memoria que
acababan los balances del desempleo y se iniciaban  los recortes sanitarios, pero Alcalá
anunciaba unas  “Jornadas para
Emprendedores”  entre fotógrafos y
diseñadores gráficos para  buscar nuevos
nichos de empleo;  la segunda uva me
recordó un mes de febrero entre carnavales y la sequía, paliado por nuevos
visos del Legado Andalus, como socio de honor de Alcalá la Real destino de
calidad,   y por  la actuación de Roko en el programa “Numero
Uno “de Antena 3; en la tercera uva , cuando marzo marcea, mayo mayea, entre
las elecciones andaluzas y  la primera
huelga general  del año, se apagó  la luz 
en los edificios públicos como protesta mundial; en la uva de abril, que
no fue aguas mil salvo algunos días de Semana Santa, se saborearon la feria de
la tapa, se saborearon el alcalaíno Antonio Ávila consejero de Economía en la
Junta de Andalucía y Rafael Hinojosa, concejal de Cultura, premios de Sonetos
de l Olivo en Écija y , por fin, 
pusieron flores en el monumento de los muertos por la libertad y la
democracia; que “por mayo/ era por mayo, cuando empieza el calor”,  los recortes en Sanidad y Educación y los
record diarios de la prima de riesgo agriaban con su remembranza el  mal sabor de boca de la quinta uva; la uva de
junio  tenía sabor ácido con el cierre de
la emisora local de Onda Cero, pero Roko seguía triunfando y compartiendo su
éxito en el Parque Municipal de los Álamos , mientras nos recordaba el nuevo y  maravilloso parque de la aldea de Ermita
Nueva; la uva de Etnosur trajo los aires de convivencia en el mes de julio, en
medio de los cursos de verano de la UNED, fiestas de Santa Ana y noches de la
Mota de la Huerta de Capuchinos; la uva madura y agosteña trasladaba, entre sus
saborcillos, noches de la fiesta medieval, concurso de hortalizas en la aldea
de Santa Ana, festivales, poesía, canto, creatividad y una Alcalá de progreso
cultural en medio de la crisis; por septiembre, uva de mercurio comercial  con sabor de ferias, de ganado, san Mateo y
en el recinto ferial de Jaén, Alcalá abría fronteras con un encuentro de
emprendedores europeos y Roko “En tu cara me suena”; en octubre, la uva de la
vendimia tenía el sabor de emigrantes que marchaban a tierras manchegas y
francesas y de  éxitos de atletismo con  el Club Hockey Alcalá, (Mudarra y Blanca
Serrano, entre otros) que venían prodigándose  a lo largo del año; suena el reloj  con la undécima campanada, y la uva de
noviembre me envolvía  en un mar de
lluvias, parecía abril, llueve a raudales y se celebraba con éxito el congreso
local de Alcalá, se publicaba el libro Viajeros
que pasaron por Alcalá la Real de Ricardo San Martín ,  se celebró la exposición de Caminos de
Pasión, y Alcalá inauguraba la primera carrera universitaria con los estudios
de  Trabajo Social en la sección local de
la  UNED; y tocó el último campanazo, el
del celebrarr r la noche entre familias 
y amigos , lo que me hizo recordar que la Navidad era la fiesta de la
solidaridad, Banco de Alimentos, Cáritas, campañas benéficas, Cruz Roja y el de
tantos desprendimientos de muchos alcalaínos,  y se inauguraba la era de la pedagogía del
compartir..  
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