Al comenzar el año, se
presenta el mes de Enero inaugurando una nueva etapa de la vida de cada
persona. Como  puede acontecer con el mes
de Diciembre, no puede ser  el momento de
la reflexión, sino de cargar  las pilas
para afrontar  y  resistir los envites y embates del año que se
avecina. Mas, si nos apoyamos en  la
tradicional figura de la Cuesta de 
Enero, parece como si se contemplara este mes a la manera de un sísifoalpinista
que escala  una montaña de  una cima muy alta,  la que nadie se imagina que logrará
escalarla. Sin embargo, nadie  se ha
preguntado por el significado etimológico de 
la palabra Enero, que le podría aclarar muchos aspectos variopintos de
este mes ;  pues , por el contrario,  si se habla de abril, julio, junio o mayo ,
se brinda rápidamente  la respuesta con
algún elemento de nuestro pasado mitológico romano, y no digamos,  con los mal llamados septiembre, octubre,
noviembre, diciembre,  a los que
definimos con  que enumeran cada una  de las últimas etapas de este año.  
Por eso, volviendo al mundo
clásico, tal vez  el significado  de Enero ( mensis Ianuarius, el mes de Jano,
que pasa de Ianuario,  o Ienuaario,  al término español  Enero), 
probablemente haga cambiar los malos augurios y presentimientos de
muchas personas con este mes.  Pues Jano , Ianus,   dios 
romano,  tenia dos caras  por medio de 
las que miraba  hacia delante y
hacia atrás;  de donde le viene a   Jano 
y  no podía ser, de otra manera ,
sino el dios de las puertas de las casas; 
y, relacionado con lo anterior, el dios de los comienzos y los finales.
Con acierto, pues, la mitología romana 
le  consagró el primer mes del
año. Con estas mimbres,  se entienden
mucho mejor algunas cosas y acontecimientos 
de este mes  que con  el apelativo 
de la cuesta de Enero:  sobre
todo,  en los  momentos 
actuales . Con una cara de Jano, 
Diciembre se despidió 
dejando  las alforjas vacías en
muchos hogares acuciados  por la crisis,
sin embargo, el mes de Enero abre la puerta de la esperanza de iniciar una nueva
etapa, la  que rectifique o, al menos,
cambie los cimientos de una sociedad completamente  hecha un tiovivo al vaivén de los flujos
financieros. Y, mientra, Diciembre dio su último adiós entre primas de riesgos,
elevados déficits y alto nivel de paro, al menos, en los primeros días de
Enero  ya se han oído voces en contrae el
capitalismo salvaje que nos invade, por el Primado de Roma, o los líderes
políticos y sindicales, tras el examen de conciencia de las fiestas navideñas,
proponen nuevas alternativas,  mejoras de
las relaciones y nuevos proyectos  para
calmar la ansiedad de muchos hogares repletos de personas de la mayor empresa
del país. Incluso, mientras la cara de Jano llora la última campanada de un año
que, ,para algunos, está repleto de 
nostalgias anheladas, quimeras incumplidas y deseos no  saciados, 
,  el  mes de Enero quiere  inaugurar el mes con el Día de la Paz,.Es
verdad que,  aunque existen muchos
conflictos latentes, se están cerrando las puertas del templo de Jano  en algunas naciones del mundo,  que 
dejan las armas, firman armisticios y se   tienden las manos. 
Por otra parte, Jano, como lo
describía Albert  Camus en  La caída, 
se vislumbra todavía   por nuestras
tierras entre fuegos de artificio y verborreas de crispación,  pues siguen en muchos lugares y en muchas
personas los mismos modales, mantiene en muchos la rémora del pasado y las
buenas intenciones del futuro. Mejor, 
ante e malcariz  de la cara del
pasado,  les vendría a  todos el fumar  la pipa de la paz y proseguir en la caridad  política-me refiero no a aquella caridad que
muchos quieren confundir con la beneficencia , y no pretenden  aprenderla 
por ser la portadora de las buenas 
artes del amor y  para hacer entre
todos una buena sociedad, distinta a la de la 
usura y abierta al compromiso de generosidad – cerrando  las puertas del templo del dios Jano, con lo
que se establecería un interregno, en que gozáramos de una tranquilidad y paz
para construir un mundo mejor, donde el jornal ni el trabajo faltaran a los
mismos de siempre, el beneficio de las haciendas se invirtiera en bancos
cívicos que cuidaran más de los beneficios de los hombres que del capital,  se establecieran economatos de consumo,
cooperativas sociales , escuelas y sanidad para todos, sin privilegios ,y se  primara la pedagogía del compartir frente a la
competividad, En fin,  anhelamos con los
mejores augurios y súplicas que Jano, patrón de la jurisprudencia, de la moneda
y de la agricultura, estableciera unas buenas leyes para todos, una agricultura
con el  aceite justo y necesario, y
un  dinero corriente y suficiente  para gastarlo en las necesidades básicas  e invertirlo en la creación de puestos de
trabajo .De este modo, nos olvidaríamos de nuestro  Sísifo soportando la Cuesta de Enero, e
invocaríamos la cara de un próspero dos mil doce más uno para todos. 
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