Dejándonos
de apasionamientos, porque el horno no está para bollos y tal vez lo esté para
una dulcería caliente, sugerimos una fórmula que, hace tiempo, recogí de
unos grupos muy preocupados por el bien
colectivo y el bienestar social de toda la población. Me refiero a la triple
acción que enmarcan estos tres infinitivos: ver, juzgar y actuar. En cuanto el
verbo de acción ocular, no quiero presentar este aciago paisaje, no hay más que
acercarse a cualquier medio de comunicación diaria, sea audiovisual o escrito,
para contemplar una sociedad con altísimo nivel de paro y, con ello, privada de
las necesidades básicas y a un escaso margen de
verse en la pobreza económica y
la ausencia de servicios públicos, si seguimos por estos derroteros. Pues me he
referido a la vivienda como derecho
constitucional, pero podríamos seguir describiendo el trabajo, la educación, la
sanidad, los servicios sociales, .... Si emprendemos la acción de juzgar, aquí
deberíamos sentirnos todos culpables porque subidos a la cresta de la ola de
ese capitalismo dulzón que nos hacía a todos ricos, creíamos que todos podíamos
subir a Marte en un cohete espacial; y no nos dábamos cuenta de que en nuestro
mundo rayano, faltaba la solidaridad, se habían perdidos los valores básicos de
la auténtica libertad y ni siquiera se había dado un solo paso en los escalones
de la igualdad. Por eso, en este preciso
momento, es conveniente que, a la hora
de actuar, no nos dejemos llevar por las coordenadas que nos imponen los mismos
de siempre, pues vamos a caer en los iguales defectos y en los propios pendulazos de la historia. Se nos ha
dado una oportunidad óptima para crear un nuevo mundo. En una revista del
Militante del Mundo Rural , por cierto de Acción Católica, nos pintaba los dos
escenarios en los que hoy día nos encontramos
con estas palabras "El momento actual es difícil y el futuro
incierto. El movimiento de los indignados y el de los financieros marcan dos
destinos distintos para la humanidad. Es verdad que no se ha alcanzado todavía la fuerza
suficiente para provocar un cambio social ni para frenar los duros ataques que
proceden del neoliberalismo, pero sí que ha supuesto una alternativa y un
desafío al liberalismo y a la socialización del coste de la crisis". Se ha
empezado con el esperanzador diálogo de solucionar el trágico desahucio de viviendas, es el momento
de cambiar la dinámica de partidos y personas para crear un nuevo clima social
que haga posible el hecho de
compartir colectivamente los problemas
del presente y soñar un futuro distinto.
"la historia local contribuye a fundamentar la base del conocimiento global de los pueblos desde el estudio de los acontecimientos de las ciudades"
No hay comentarios:
Publicar un comentario