lunes, 9 de junio de 2025

EN ACISUR. LA MÚSICA Y LA DANZA EN LAS TIERRAS JIENNENSES DE LA ABADÍA

 

LA MÚSICA Y LA DANZA EN LAS TIERRAS JIENNENSES DE LA ABADÍA

FRANCISCO MARTÍN ROSALES

A través de las fuentes documentales locales en los archivos (Histórico Provincial de Jaén, Diocesano de Jaén y Municipal de Alcalá la Real), podemos distinguir los tipos y pasos de la importancia de la música y la danza en Alcalá la Real. El Archivo Municipal de Alcalá la Real aportó datos fundamentales sobre la música y danza en los libros de cabildo y cuentas desde los siglos XVI hasta XIXL y el Archivo Provincial de Jaén con los documentos notariales de los siglos XVXVIII.

 Ya fueron recogidos y publicados en el “Tiempo de ocio de Alcalá la Real” de la revista “Toro de cañas” los registros sobre esta materia a lo largo de los siglos XVI y XVII y ampliamos en los restantes siglos con otros documentos y publicaciones de ámbito local y comarcal. Junto con Domingo Murcia Rosales, realizamos un elenco del folklore de la zona de la antigua comarca de la abadía en “Cancionero, relatos y leyendas” y mantuvimos la línea de investigación oral que nos sirvió de base en otras publicaciones.

 

FIESTAS ORDINARIAS Y EXTRAORDINARIAS

Hay que partir del escenario y las fiestas donde se desarrollaban la música y danza desde un punto de vista diacrónico en el terreno abacial de Alcalá la Real. Generalmente, la plaza pública e iglesia suelen ser los ámbitos de esta conjunción de expresión artística. Las principales fechas desde el siglo XIV, fueron las ordinarias del Corpus y su Octava, la de Nuestra Señora de la Asunción transformada en Nuestra Señora de las Mercedes, Semana Santa, la invención de la Cruz, Navidad y algunas fiestas de santos como San Juan, Santiago, Santa Ana, San José y de los patronos de las órdenes religiosas. Por otro lado, en cuanto a las fiestas extraordinarias, se relacionaron con las cortesanas y reales (Alumbramiento de reinas, nacimiento de príncipes, muerte, bodas, salud…), celebración de Pactos o Victorias de los reinos de España, proclamación de nuevos reyes, llegada de abades o corregidores, proclamación de Papas o Santos y otros relacionados con la vida local o nacional. Los protagonistas de estas danzas y grupos musicales fueron los gitanos, los gremios, los ministriles, las capillas de música y sus maestros. Si desarrollamos una historia de los tipos de danza, podemos darnos cuenta de su evolución u tipología en la comarca abacial de Alcalá la Real.

TIPOS DE DANZAS EN EL XVI

Desde que conservamos documentación e información sobre las danzas, se puede distinguir las siguientes: Cascabel, Sarao, Hombres y Damas, Gremios y Gitanos.

sarao

Solían contratarse por los diputados de las fiestas del cabildo con personas de la localidad y de Granada, e, incluso hubo casos con vecinos del Castillo de Locubín. Su estructura se compone de ocho personas, y se le añaden cuatro diablillos. Los vestidos eran ocho tocados, ocho mantos, y ocho cabelleras y los instrumentos dos sonajas, dos ginebras, dos guitarras y dos adufes[1].

DANZA DE LOS GITANOS

La investigadora alcalaína Carmen Juan Lobera escribió hace tiempo sobre la presencia de los primeros gitanos en España. En 1531, se encuentra esta referencia documental[2][3]: «En este Cabildo se mandó que el mayordomo pague a los gitanos seis reales para un carnero, porque anduvieron ayer, día del Corpus Christi, en la procesión, delante del Sacramento, e lo fizieron bien». Coincidimos que la noticia es de veras interesante para el estudio del nacimiento de las danzas andaluzas. Aún no se habían cumplido los cuarenta años de la conquista de Granada y ya aparecen gitanos integrados en la vida de la ciudad alcalaína, que colaboran a la mayor vistosidad y belleza de sus funciones religiosas. Nos cita, además, bautizos de hijos de gitanos en los libros parroquiales de Santo Domingo de


Silos. En 2 de octubre de 1539 se bautiza un hijo de Alonso Flores, albardero, del que en documentos posteriores se dice es gitano. Como suponemos que en la otra parroquia la de Santa María la Mayor, cuyos libros desaparecieron en 1936, habría una proporción, se puede decir que, en la sociedad alcalaína del siglo XVI, había una importante representación de la raza gitana. Sobre los gitanos más curiosos, afirma que “De estos gitanos, algunos, tienen oficio conocido como Alonso Flores albardero, en 1531. Y luego, en 1578, hay otro albardero Alonso Flores, lo que parece indicar que sean dos personas distintas, quizá padre e hijo. Otros pueden que fueran organizadores de danzas, o danzantes. Y curiosamente3 en un documento 1550, hemos encontrado a este Alonso de Flores, uniendo las dos hipótesis de esta investigadora. Un estante que no vecino de la ciudad, este mismo personaje, por lo tanto, gitano, y maestro de danza. Lo hace levantando un contrato con el sastre Juan Martínez, al que arrendaba un portal para enseñar su oficio. En concreto, pone como un año de duración del contrato. El objeto del arrendamiento era un portal de las casas de que, de presente, vivo; cuyo fin era para que useys vuestro oficio de enseñar danzar. Comenzaba el contrato desde san Juan del año de la firma hasta el siguiente y pagaba la cantidad de cuatro reales cada, hipotecando todos sus bienes Alonso de Flores si no pagaba. Tanto el arrendador como el rentista se declaraban vecinos de Alcalá[4].

DANZA DE LOS NEGROS

Esta danza se remonta a los tiempos de conquista de América y se entronca con la llegada de los esclavos negros afroamericanos, y algunos tratadistas entroncan esta danza con los orígenes del flamenco. Se componía de ocho muchachos, y una muchacha, todos vestidos con traje de negritos con sus ropillas y calzones y bonetes de colores de frisa e lienzo nuevos, mangas y medias amarilla aforradas, las ropillas en viço guardado, acuchilladas, con zapatos, guantes y medias negras, o las manos teñidas y los rostros negros, todos y todo guarecido a mi costa. Por su parte era comisario de fiestas el licenciado Ribera que le debía pagar 429 reales. Estas danzas suelen aparecer en las fiestas del Corpus y son contratados por los comisarios hasta muy avanzado el siglo XVII.

Pero, lo curioso de esta danza radica en que nos ilustran sobre su participación en otras fiestas de la ciudad[5]. Otro contratante o representante Hernando de Tordesillas, vecino de Alcalá la Real se obligaba a sacar una danza en las fiestas siguiente: El día del Santísimo Sacramento (El Corpus y su Octava), el día de la fiesta de Santa Ana y el día de San Jacinto, el domingo siguiente de la Octava. Curiosamente, la fiesta del Corpus se celebraba con gran fastuosidad y esplendor en la ciudad abacial desde principios del siglo XVI y como hemos comentado en muchas ocasiones; la fiesta de Santa Ana se celebraba en un clima que se convertía en patrona de la ciudad ante las calamidades, y la de San Jacinto es una devoción que nació en la ciudad abacial relacionada con la fundación del convento dominico, en Alcalá la Real de Nuestra Señora del Rosario, pues san Jacinto fue un santo polaco que en Roma mantuvo un encuentro con Santo Domingo de Guzmán y fundó muchos conventos en las ciudades polacas, rusas y checas de tal modo que por su fama milagrera alcanzó mucha devoción en tierras españolas, en Alcalá la Real llegó a esculpir una imagen a principios del siglo XVII.



La danza de tamborino y de cascabeLes

Suele predominar a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII y aparecen en las fiestas del Corpus. Se componían de varios danzantes tocaban el tamboril y corrían a lo largo de la precesión con vestiduras de tela y raso, conforme a la muestra que daban al comisario de fiestas. Además, había que traer sombreros de tafetán azul guarnecidos de sevillanita de plata, penachos y ceñidores.

SIGLO XVII

danza de niños de La igLesia

Suele ser un grupo que celebra sus danzas en las celebraciones de la Iglesia Mayor de la ciudad por Navidad y Semana Santa. Se componían de ocho niños vestidos para esta danza, con vaqueros, calzones, (los de rosa con sus garetes y dos bordes de catalufa; otros dos amarillos de tafetán, otros dos morados y dos blancos de catalufa). Por un contrato sobre estos personajes que se conservaba en los inventarios de cabildo se recogían algunos aspectos de estos vestidos s: “Hízose un baquero encarnado con basquiña y capillo, más otra basquilla de catalufa verde con su capillo, dos ropas o túnicas y una capa para figuras de diablos con sus cabelleras; una túnica de tafetán blanco con la cabellera rubia; caballos, lanzas y adargas. Mas otros vestidos, un baladran de tafetán verde guarnecido, dos capotillos y dos monteras y un sombrero, dos sayos de monteras y polainas de frisa blanca; dos pares de sonajas y un pandero. En 1616, se añadieron vestidos de frisa colorada y seis bonetes de lo propio, y seis capuces de frisa negra”[6].

LAS DANZAS DEL SIGLO XVII DANZA DE GREMIOS

Los documentos del siglo XVII corresponden, generalmente, a los contratos efectuados por los comisarios y los diversos gremios o personas para sacar danzas y otros actos el día del Corpus de los años encontrados. Desde la participación de todas las cofradías, la presencia de los diablillos, la escenificación de autos en tablados y los recitados hasta la intervención de danzas caracterizó el desarrollo de la festividad sacramental. Hemos podido comprobar todos estos aspectos en mi artículo de Toro de Caña El ocio de la vida cotidiana de los siglos XVI y XVIII. Pero, no caímos en la cuenta de algunos aspectos participativos ni organizativos de las danzas. Este es el caso del Castillo de Locubín a En casi todos ellos las danzas se acompañaban a otros ingenios, abriendo la comitiva con sus instrumentos musicales. Suelen ser los representantes de los diferentes oficios primordialmente, los campesinos, los albañiles, carpinteros, sastres, barberos…Los contratos solían firmarse en los finales del mes de abril y durante la primera quincena de mayo, de tal manera que hubiese tiempo para que toda la representación estuviese lista el día del Corpus. Como todos los documentos notariales de la época no resultan de lo más minucioso que quisiéramos, especificando el color y calidad de los vestidos, el número de personas que compondrían la danza, los instrumentos musicales que tocarían, e incluso, en algunos casos, el nombre de los músicos o cantantes. Se va incrementando su presencia en los actos extraordinarios de celebraciones nacionales y reales.

Pero, entre las otras danzas, el documento primero se remonta a 1611 consistente a una danza de sarao de ocho personas y cuatro diablillos con diversos instrumentos. Los vestidos eran ocho tocados[7], ocho mantos, y ocho cabelleras, y los instrumentos, dos sonajas, dos ginebras, dos guitarras y dos adufes7.

Durante el tercer decenio, las danzas cambiaron mucho la vestimenta. En 1620, hemos conseguido nuevos datos sobre las danzas del tamborino y otra de los cascabeles. En el primer documento de danza parte de uno de mayo, Pedro Gutiérrez, Juan León Padilla y Diego Padillo se comprometían con Francisco Muñoz a sacar la danza de cascabeles y tamboril en el día del Señor y su Octava. Y además acudirán a los ensayos y demás cosas para ello”. Se les pagaba cuatro reales y medias y zapatos, de duras suelas y darles de comer el día del Santísimo Sacramento. Y el propio Francisco Muñoz se comprometía a buscar otros tres hombres. En el segundo día aparecían los danzantes Antonio Díaz y Manuel de Extremera y se comprometían a sacar la danza de los cascabeles del Santísimo Sacramento y de la Octava y asistir a los ensayos todo en secreto. Se obligaba ante Francisco Serrano de Extremera, que les debía pagar los dos reales y media y proporcionarle otros dos, así como todos los gastos, acarretos y calzas y zapatos.



En siete de mayo mayor de 1622 el vecino de Alcaudete Francisco Martínez Vázquez se comprometía a traer una danza de 9 negros, vestidos con frisa colorada y azul y rostros con los comisarios Juan Vázquez Mesía y Juan Fernández de Villalta. Cobraban 38 reales y debían realizar una muestra el miércoles antes de la Fiesta del Santísimo Sacramento, el Corpus y la Octava. Se le pagaba a la entrada del ensayo doce reales, y el resto a la Octava.

En 1623, se contrataron Granada a Joan de Padilla y ofrecían una novedad con dos danzas para el día del Santísimo Sacramento en el 18 de abril. Una de sarao vestidas de plata pajiza, que vio el comisario Juan Vázquez Mesía y quedó en su poder, además había de traer bandas azules con puntas de plata azules, ligas y ceñidores, y siete tocados de cabelleras y rostros, y nuevos, y penachos de pluma nuevos; y otra danza de tudescos de cascabel, con vestiduras de tela y raso, conforme a la muestra que quedaron en poder del comisario. Además, había que traer sombreros, de tafetán azul guarnecidos de sevillanita de plata, penachos y ceñidores. Debían de subir todos los a la Iglesia Mayor por la por la tarde al lugar que se celebran las danzas hasta la octava, mudándose la una y la otra. Cobraban por las dos danzas 166 ducados. Y las personas que tocaban el tamboril corrían por cuenta de los comisarios Vázquez y Villalta. El modo de paga era 66 ducados en el día de San Bartolomé, y el resto hasta el día de la Octava.

En 1629, el albañil Pedro Pérez se ofrecía ante el vecino de Granada zapatero Juan de Padilla que se había concertado con el escribano y comisario de fiestas Francisco Jiménez a realizar las fiestas de Santísimo Sacramento[8]:Buscar la gente para sacar las tres danzas con tres cuadrillas de ocho personas para cada danza. Una de ocho hombres, y otra de sarao cuatro de hombres y cuatro de mujeres; sacar los días de fiestas y octava, y los días intermedios de rueda. También irán delante cuatro diablillos: darle los vestidos y galas para dicho día y fiestas y pagarle lo que concertare. Se le pagaba 1-038 reales; 308 reales al contado.

En 1634, se constata la presencia de las compañías de comedias en la realización de estas danzas, tanto en el corral de comedias como en las fiestas, principalmente del Corpus, sobre todo da lugar a la variedad e incremento de danzas. En una danza de galanes y dama, los actores Pedro de Contreras y Quiteria de Toledo, viuda del autor de comedias Juan Rodríguez se obligaban a traer cuatro danzas:

La primera era de calza entera, cuatro hombres y cuatro en hábito de mujeres; el vestido de hombres, con sus estelas y ropillas verdes, con sus mangas vestidas y sueltas y bandas de tafetán verde y puntas de oro con cuellos de soleras y las mujeres en aguas de la misma tela de siete paños con armadores, con mangas pedidas largas y la guarnición de oro y toda la tela nueva. Tanto hombres como mujeres llevaban penachos enteros y la guía de la danza sacó laúd.

segunda danza de emperadores romanos

La segunda danza fue de emperadores romanos de ocho personas. Los vestidos de cordelan de cuatro colores, bordados de hojuela de plata y lentejuelas, mantos de tafetán con puntas de oro y rosas en los hombros, coronas de laurel y penachos y cabelleras con un violín por guía.

La tercera de hábito de bandoleros de ocho hombres, vestidos de tela verde con guarnición de oro y ropilla que se entiende de gabardina abierta y bandas donde vayan pendientes y pistolas que ha de dar el dicho comisario, sombreros de color con penacho caídos, con una vitola por guía.

La cuarta se visitó de traje de indios de lana anacarada con cajetillas y calzones marineros con puntas de oro y llorones de pasamano en lugar de guarnición, rostros de color de pasa con estrellas de oro en la frente, cabelleras, cascabeles y un arco de plumas en la cabeza y una guía pedida con tambor. los comisarios pagaban los hombres en sus ensayos y los seis hombres que se vestían de diablillos con vestido de lienzo y sus rostros.

La fiesta del Corpus se celebraba en todos los pueblos de la abadía y existían danzantes que se intercambiaban los actos y lugares por los años. Sobre las fiestas en la villa castillera, destacamos estos documentos de las danzas del Corpus. Pues siempre la fiesta del Corpus tuvo una relevancia especial en los pueblos del Sur. Por un documento ante Juan Bautista Cano de once de mayo de 1617, se han podido encontrar varias danzas que realizaban los vecinos castilleros en esta fiesta, e incluso la capacidad para desarrollarlas en otros pueblos distintos de la abadía. Se denominaba popularmente como puente de segovia, y debió ser una danza de zancos, pañuelos y paloteo. Se comprometían a contratarlas para las fiestas del Corpus y el Domingo de la Octava de ese año en la villa de Martos, mediante el contrato firmado con su comisario de fiestas Francisco de Santiago. Los danzantes Gabriel del Salto, Juan de Extremera, Juan de Aguayo, Diego de Basco, Juan de Abril, Juan Jiménez, Miguel de Almirón, Martín de Sánchez y el carpintero Francisco de Aguayo, como principales y Bartolomé Romero como su fiador; se obligaban proporcionar y realizar desde las ropas hasta todo lo que fuera necesario para estos días festivos y cobraban con el precio de 30 ducados, adelantando 130 reales.

Por la misma fecha firmaba, con las mismas cantidades y el mismo comisario marteño, otra escritura y en las mismas condiciones contratando con varios vecinos del Castillo la danza de Los negros, una danza étnica. Lo hacía con Juan del Salto, Juan Berrueco y Juan de Aranda, Andrés del Salto su fiador, Pedro Marcos y Bartolomé Romero, en nombre de Pedro Cobo y Juan del Fresno.

A mediados de siglo Juan Collado Izquierdo se comprometía a traer del Castillo ocho hombres al maestro de danza Pedro Pérez por la cantidad de 360 reales para la fiesta del Corpus Cristi, día de octava y ensayo[9]. En 1661, se comprometía con Francisco Fernández ante el comisario de las fiestas del Corpus y Octava Francisco de Narváez Ludeña y de la Cueva a sacar una danza de cascabel de ocho hombres con su guía, tamboril y flauta por 400 reales, pagados en varios plaza (200 inicio, luego en desarrollo y 100 octava).

 Pero hay noticias del mantenimiento de la presencia gitana a mediados del siglo XVII en estas fiestas, comprometiéndose a sacar esta danza[10][11]. Se comprometían los gitanos de Priego Josefe de Rojas, y Diego de Medrano, un día después (17) con los comisarios don Francisco de la Cueva y Ludeña y Francisco Hidalgo a sacar y haber sacado una danza con las condiciones de que debía pagarle 60 ducados en dineros, 24 reales para 4 arrobas de vino, 50 reales para dos fanegas de pan, 22 para una oveja y 12 reales para zapatos.

En 1664, fueron comisarios Jerónimo de Pedregosa Alonso de Abril y encargaron ala albañil Sebastián Cubero la organización de las fiestas del Santísimo Sacramento y su Octava. tres danzas, cuatro hombres y cuatro mujeres; otra de galanes de ocho hombres; otras de otros ocho hombres, con el tamboril y flautas. El regidor le tenía que dar vestidos y galas, Por 1950 reales (1.050 al principio y el resto día de la Santísima Trinidad) en 10 de mayo10; una gruesa de cuerdas, 24 libras carne y cinco arrobas vino , una fanega de trigo. En 1667 (FV folio 98) Pedro Leonardo de Biedma y Juan Martínez Valenzuela le pagaron a Sebastián Cubero la cantidad de 760 reales por sacar tres danzas para pagar el alimento y bebida El maestro ensamblador Francisco de Contreras hizo por 400 reales el altar de la Plaza, entablados, altares tres y tablados.

LAS DANZAS EN EL SIGLO XVIII

Se mantienen en los primeros decenios las danzas de gremios, galanes y damas, y de variedades y nuevos personajes como las de los valencianos. Los gremios estaban constituidos en la ciudad y en las aldeas de ellas cuyo orden de actuación del desfile y jerarquía venían reglamentados de acuerdo con las ordenanzas de la ciudad. Curiosamente, el libro de ordenanzas nos ilustras que en las fiestas del Corpus los gremios de la ciudad se vestían y formaban cuadrillas de diablillos y no sólo con ropas y rostros de tales, sino con los de los sayones de Semana Santa y otros ridículos y extraordinarios trages, que no vienen al caso para el culto, ni cosa de razón, sino para executar licenciosamente toda suerte de desórdenes. Predominaban los gremios sacando inventos, que desarrollaban una serie de desfiles, invenciones y cantos referidos a cada uno de los oficios. Recatones de la plaza y verduleros, tenderos, especieros, panaderos, albarderos, arrieros de mulas y guías, hortelanos, pañeros y cardadores, cordoneros, tullidores y albarderos, curtidores, zurradores, boticas y tintoreros, zapateros, sastres y tundidores, delante de jubeteros y polaineros, Barberos, Carpinteros y albañiles, cantareros y canteros, y herradores.

Como clara influencia de siglos anteriores, evolucionaron desde los gremios del casco de la ciudad hasta la participación de los gremios aldeanos, probablemente, labradores y jornaleros surgidos de los nuevos núcleos rurales a lo largo del siglo XVIII., Estos desfiles de gremios perduraron hasta el siglo XIX y dejaron sus huellas en los carnavales. La danza de los valencianos es una influencia del levante español. En 1753 el libro de cuentas ilustra de los elementos constitutivos de la fiesta al presentar la su diputada encargada de ella. Pues la nueva danza era una novedad de la fiesta, que se repitió en el año siguiente en el día de la función en el de la Octava al contratarse a Pascual Millares. Esta danza recibe el nombre de la Danza de la Moma y tenía una función simbólica en el pasado: la Virtud siempre vence al Mal. Era una danza de mayor contenido simbólico de las interpretadas durante la festividad del Corpus en Valencia, ya que en ella se simboliza la lucha entre la Virtud, conocida como La Moma y los pecados capitales o vicios, llamados los Momos, con un final muy significativo: la virtud vence al pecado y por ello la Moma golpea con un pequeño cetro, con el que complementa su indumentaria, a cada uno de los pecados capitales, simbolizando su triunfo en la batalla de la vida. La representan ocho danzantes con una indumentaria llena de significado, la Moma, que es el personaje central de la danza, va vestida toda de blanco, color que simboliza la Gracia, por su parte, los “Momos”, llevan un traje en el que predomina el negro y el rojo, símbolo y representación del infierno y del demonio. La música es muy sencilla, una



dulzaina toca la melodía y un atabal la acompaña con un ritmo ternario. Era interpretada por hombres, incluso en el papel de la Virtud que va vestida de mujer. La villa del Castillo de Locubín también mantenía la tradición festiva y no era extraño que hasta muy entrado el siglo XVIII cooperara el ayuntamiento municipal. Así Juan Beltrán de Callava, regidor, contrataba en 1742 con Mateo de Molina y Tomás de Santiago tres danzas de dieciséis hombres y ocho mujeres con sus instrumentos para el trabajo de los nueve días, la octava, fiesta y vísperas del Corpus, dándose 1.100 reales por persona.

Las Fiestas extraordinarias de aLcaLá La reaL en Los sigLos XVIII y XIX A lo largo de estos siglos un ingrediente musical, muy importante fueron las fiestas extraordinarias. Como elementos festivos se caracterizaban, además de las ceremonias religiosas e institucionales por las luminarias de la víspera y los desfiles anunciadores de la proclama del acontecimiento, donde al principio de siglo XVII, suelen intervenir tan sólo las chirimías compuestas de varios atabales y las trompetas; posteriormente, tan sólo se admiten alguna trompeta o clarinete. Con la llegada de regimientos y su alojamiento en Alcalá la Real al largo del siglo XVIII, suelen formarse una escuadra de oboes, tambores, y otros instrumentos musicales, que amenizan los desfiles, y las veladas musicales. En la proclamación de Carlos IV, aparecen mayor número de instrumentos de los regimientos como tambora, trompas, pífanos, clarinetes, flautas y bajones.

En las celebraciones religiosas las capillas de música, compuestas de varios músicos con violines, vihuelas, acompañaron las ceremonias religiosas y, con el paso del tiempo participaron también en las veladas y bailes del pueblo a las puertas de las iglesias. Al principio se contrataron de Granada o de Jaén, con el paso del tiempo el mismo coro que participa en la iglesia



mayor desarrollaba las actuaciones tanto festivas como profanas. A su éxito y desarrollo, contribuyó la capellanía de coro, que era costeada por una memoria y muchos favorecieron con fundaciones y nuevas memorias, entre ellos la familia Espinosa de los Monteros.

LA MÚSICA DE LOS REGIMIENTOS MILITARES

Con el paso del tiempo, tuvo lugar un nuevo paso de renovación de la música y danza, En el año 1725, en la víspera del Corpus, aprovechándose de la presencia del Regimiento de Dragones de Pavía, se iluminó la plaza del Ayuntamiento en la calle Real, se hicieron salvas de fusilería por las tropas y una velada, alternada entre la capilla de música de la iglesia Mayor y los cuatro oboes del Regimiento. En el siglo XIX algunos cambios se produjeron n como son la contratación de la Música que intervenía en la función religiosa, la iluminación de las Casas de Cabildo, la velada musical en la víspera y los fuegos artificiales. La capilla de música, compuesta de músicos locales o foráneos suele ser parte importante en la festividad los días del Corpus y la Octava, Pero, con el paso del tiempo con la presencia de otro tipo de agrupaciones musicales surgieron problemas de competencia entre los dos grupos musicales de la localidad como en el año 1889. La Sociedad Lírica de Alcalá la Real, provista de su banda de música se vio alternar en las distintas funciones y veladas con la banda de música de don Antonio Núñez López a lo largo de las fiestas.



[1] AHPJ. Legajo 4840, folio. 669 v Hernández Capilla, 17 de mayo.

[2] AMAR. Acta de cabildo de 9 de julio del año 1531, donde se encuentra una referencia a estas danzas.

[3] El 31 de mayo 1550 ante el escribano Luis de Pareja, siendo testigos Hernán Martínez del Salto y Juan Martínez.

[4] AMAR. Escribano Hernán Sánchez, en 25 de julio de 1564, aparece el gitano Francisco Mantero contratando con Blas del Pozo, tejero, 100 ladrillos y 2.000 tejas por 3.250 maravedíes.  En otro contrato se le ve vendiendo un asno por 6 ducados a Francisco Ruiz Delgado.

[5] AMAR. Escribano Alonso Contador. Legajo 4787, folio 1164 y ss. 14 de mayo de 1596

[6] AMAR. Libro de Cabildo y legajo suelto sin numerar.

[7] AMAR. Escribano Hernández Capilla. Legajo 4840, fol. 669 v, 17 de mayo).

[8] AHPJ Folio 135 Escribano Alonso de León, 21 de marzo

[9] AHPJ.  Escribano Francisco de Velasco. Legajo 5161. 16 de febrero de 1649.

[10] AHPJ. Ibídem 16 de junio de 1671

[11] AHPJ.Ibidem.  Legajo 5173, folio 18-80 año 1663

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