domingo, 18 de mayo de 2025

EN LA SEMANA DEL JAEN . LAS FIESTAS DE SAN ISIDRO.

 LAS FIESTAS DE SAN ISIDRO

 




La festividad de San Isidro se celebra en muchos lugares de España durante el mes de mayo, que ostenta el patronazgo de este santo o se denominan bajo esta advocación en sus industrias o establecimientos agroganaderos. Muchos vecinos, de Torredelcampo, Jamilena, Villardompardo, Higuera de Calatrava o Santiago de Calatrava entre otros muchos municipios de la provincia de Jaén, veneraron a San Isidro Labrador y celebraron las fiestas durante esta semana. Responden a una economía tan vinculada al campo, de modo que no es de extrañar que exista un gran fervor hacia este santo, y celebren una romería y gran celebración religiosa en todos estos pueblos, para que bendiga las cosechas. Pero, conforme disminuye la población, abundan los que declaran como patrón a san Isidro. Este es el caso de algunas cortijadas de Alcalá la Real y las aldeas de Ermita Nueva y Las Caserías (por cierto, especificada esta última en el contexto comarcal con el nombre del santo de tradición rural desde el siglo XVII y anteriormente con el de Caserías de la Moraleda). Curiosamente, ambas aldeas responden a un esquema poblacional de dispersión geográfica, que, en parte se mantiene a lo largo de los partidos de campo de ambos núcleos: pues abundan los cortijos, las caserías, las casas de aperos, las segundas viviendas, el recuerdo de alguna venta anterior que dinamizó el núcleo junto con la ermita del lugar, y, en torno a las antiguas vías pecuarias y calles de campos (tan públicos como los caminos de la Mesta), la concentración de casas o caseríos. Estos últimos son los que forman los núcleos del Ventorrillo, Cequia y Pilillas en Ermita Nueva; y el de la antigua venta Fantasía en las Caserías. E, incluso muy relacionada con Alcalá la Real, las antiguas tierras de los frailes del monasterio de la Cartuja, que ocupó las tierras entre la frontera de la provincia de Jaén y Granada, donde se levantaron muchos cortijos y, en algunos de ellos existían oratorios dedicados san Isidro. Sirvan de ejemplo del de Menchón Bajo o el de la Cartuja en tierras de Montillana, linderas con Alcalá la Real

 


DE FUENTE DE LA MORALEDA A FUENTE DE SAN ISIDRO


 La ermita de este santo en las Caserías aporta muchos aspectos para reconocer su relación festiva. Ubicada en tierras de un hidalgo relacionado con la familia del abad Moya y de los Aranda, definió la zona que se denominará como Caserías de san Isidro. Era un paso importante en el camino hacia Priego y sus puentes y fuentes fueron lugares protegidos de la ciudad para el abrevadero de ganados. La fuente y el pilar que se encontraba entre las dos moraledas era objeto de mantenimiento por parte del cabildo municipal y hay constancia de una obra importante de arreglo en 1671. 

 

LA DEVOCIÓN DE SAN ISIDRO


Alcalá compartió con otros lugares aquel clima religioso del Siglo de Oro, que continuamente celebraba canonizaciones en conventos e iglesias. En 1681, en el Convento de san Francisco que se enladrillaba el claustro, tuvo lugar la de san Juan Capistrano; y este mismo año, con mucha solemnidad la fiesta de san Isidro. 

            La devoción a San Isidro se propagó con los Austrias Menores, y, aunque la ciudad manifiesta su carácter independiente del reino de Jaén ante las continuas demandas de fondos municipales recurriendo a todo tipo de órdenes que en realidad no eran puras medidas de la Corona para el gasto militar y fastuoso de la Corte, una significativa contribución aportó para la Iglesia de san Isidro en Madrid con el donativo de 200 ducados en 1659. Año aproximado, que corresponde con la llegada de la imagen de san Isidro al oratorio de este cortijo y con la disuasión del nombre para denominar esa zona de Alcalá la Real. 

          EN LAS RUTAS   

 Las rutas tradicionales a estos sitios todavía juegan un papel importante de los vecinos de estos parajes.  No sólo, son los lugares sagrados para celebrar las fiestas, sino el exponente y símbolo de todos los paisanos, ausentes y presentes, porque compartieron conmemoraciones fundamentales a lo largo de su vida desde el bautismo hasta la despedida de sus seres más queridos.  Y, esto, sin pasar por alto el hecho de que los templos fueron el centro de información, de reunión y administración en tiempos pasados, ya que los capellanes de aldeas y los ministros de la justicia- los anteriores alcaldes pedáneos- ejercían la administración civil y eclesiástica en estos lugares. Por otro lado, el patronazgo de San Isidro es un recuerdo de una sociedad, por completo campesina y religiosa, que se abrió horizontes en los senos de muchas familias humildes y sencillas, tras los distintos repartimientos de tierras por parte del ayuntamiento y el visto bueno los privilegios reales. Para muchas personas, San Isidro fue, en los siglos pasados, el santo mediador en el que los aldeanos ponían todas sus miradas y esperanzas: desde la roturación de los terrenos y suertes concedidas hasta la recolección del mes de agosto o de la vendimia de otoñal pasando por las labores de los huertos familiares.

Cambiaron los tiempos, la sociedad se hizo más laica y mucho en los últimos tiempos del siglo XX: la mecanización del campo y la migración hacia Alcalá la Real provocaron que estos dos hábitats, sobre todo las Caserías, cambiaran la morfología de sus grupos con una nueva estructura social, en la que los campesinos ya no son el cien por cien poblacional; y tan sólo las imágenes de San Isidro se mantuvieran bendiciendo los campos con su mancera. Parece como si el santo de los campos, en medio de tantas transformaciones económicas y financieras, se mantuviera firme anunciando un renacimiento de una vida campesina de complemento y subsistencia (aunque sea de fin de semana) y orgullo de conquista de la tierra frente al cambiante mundo de la técnica y la mortífera crisis financiera (y sin saber dónde se dirigirá la dirección su nefasto viento actual).  

        No es este su renacimiento, sino sus rutas que recorren las aldeas y la ciudad de la Mota. Estar situada en el camino Real de Granada, convierte Ermita Nueva en un paso ineludible para los que toman la ruta mozárabe del Camino de Santiago, así como en todas las rutas del Al Ándalus. Por otro lado, las de los Castillos y las Batallas que por estas tierras dejó su huella en las atalayas levantadas sobre los cerros de las Caserías; pasan también por ellas las del Califato y de Washington Irving que hacen escala por estas sierras tras su azarosa estancia en Priego de Córdoba; la carolina, o imperial de Carlos V y la de Caminos de Pasión.

Otras rutas se podrían abrir.  Es un paisaje que, situándose en el carril antiguo junto a la nueva carretera de Priego, se transforma en un mirador singular desde donde se divisan la torre de los Pedregales, la Fuente la Negra, el cerro de la Cruz, y la Tiñosa al fondo; o, si se asciende, se proyecta la sombra vespertina de Pineda, las Albarizas, cerro de la Jurada y la Acamuña. Como el poeta canta:  Entre un mar de olivares, /paisaje del mundo, /sonreía Pineda, /a los lejos del Fundo…Desde este mirador, se contempla la fortaleza en forma de excepcional mirador:  adiós, san Isidro, / en la ruta del olivar, /por las Caserías, /se escuchaba al pasar, /caer las aceitunas, /desde el Coscoja.

 


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