EL RASTRO
Desde el flanco sudoccidental de la muralla hacia el
norte se levantaron los barrios de
Por la cercanía con el Arrabal Viejo, el Rastro y el Matadero, con el paso del tiempo, llegaron a prolongar su suelo urbano, teniendo en cuenta que dichos espacios urbanísticos ofrecían a los vecinos dos servicios fundamentales: el comercio y el abastecimiento. Parece, por los documentos conservados, que, a mediados del siglo XVI, este espacio ganó en racionalidad, perdió su carácter rural, de abandono y de muladar de la ciudad, para convertirse en un sitio urbano, donde se ofrecía un servicio esencial a los vecinos. La palabra Rastro significa matadero. Su origen está ligado al arrastre de las reses y a la actividad de los mataderos establecidos en la zona.De ahí que son numerosos los acuerdos en la construcción del edificio del Matadero y de todo el recinto del Rastro:
“Descárguensele más cinco mil mrs. que dio a Martín de Córdoba en la obra que se hizo en el Rastro de esta ciudad, como lo mostró por libranza de esta ciudad. Su fecha a dos de abril de quinientos e quarenta e tres e mostró mandamiento de pago”.
“Descárguensele más setecientos e cincuenta
mrs. que pagó a Hernando de Villaviciosa, empedrador por razón que empedró las
Carnicerías de esta ciudad, como lo mostró
por libranza. Su fecha a dos de abril de quinientos e quarenta e quatro
años con mandamiento de pago”.
“Descárguensele más siete mil e quinientos mrs. que pagó a Martín de Córdoba, mercader, para gastar en la obra que se hizo en el Rastro de esta ciudad como lo mostró por libranza de ella.. Su fecha a en cinco de mayo de quinientos e quarenta e quatro con mandamiento de pago”.
“Descárguensele más veinte ducados. que dio a Martín de Córdoba para gastar en la obra que se fizo en el Rastro de esta ciudad como lo mostró por libranza de ella.. Su fecha a diez y seis de mayo de quinientos e quarenta e quatro con mandamiento de pago”.
“Descárguensele
más ciento setenta e ocho mrs. que pagó
a Juan Martínez Castillejos en guarda
del Matadero por una cerradura que fue una loba de hierro que asentó en la
puerta del dicho Matadero. Su fecha a en nueve de mayo de quinientos e quarenta
e quatro con mandamiento de pago.
“Descárguensele
más mil e quinientos mrs. que pagó a n Martín de Córdoba por limpiar y allanar
el Muladar que está de cara del Rastro como lo mostró por libranza de ella. Su fecha a nueve de mayo de quinientos e quarenta e
quatro con mandamiento de pago”[1]
Por eso, a partir de estos datos documentales, en el propio Rastro hubo que construir unos soportales que sirvieron de cobijo de los mercaderes- frecuentes son las reparaciones de los portales del Rastro[2]- y, en el Matadero, fueron reiteradas las restauraciones para mantener este edificio, que ofrecía una aspecto muy característico donde los materiales de yesería y arena y la obra de piedra y madera se entremezclaban entre sí[3].
“Descárguensele más sesenta y un mil e ochocientos e setenta e cinco mrs. que dio y pagó a Juan de Oliva, carpintero, del enmaderado del matadero de esta ciudad porque en esta cantidad se le remató el dicho enmaderado de la madera, clavazon e manos por mandato de esta ciudad en veynte y dos de mayo de este año de quinientos e setenta y dos años, conforme a la traça y condiciones que de ello se hizo, ansí de la madera de pino como de encina, e constó abello fecho e acabado conforme a la traça e condiciones. Mostró testimonio de ello e libranza de ciudad su fecha a honze de julio de este dicho año de quinientos setenta y dos años con carta de paga”.
Esta ampliación de
la zona del Arrabal Viejo supuso, por consiguiente, el levantamiento de un nuevo amurallamiento, al que aluden las
fuentes documentales con frecuencia a
partir del último decenio del siglo XVI para
su reconstrucción, porque se
había ocasionado una gran agujero
y, por ello, no es raro el año que hasta
el segundo decenio que no se tomen
medidas para el arreglo de esta
zona amurallada[4].
Pero, no fue este el único espacio expansivo del barrio del Arrabal Viejo, sino que se amplió, o más bien, se reutilizó cualquier espacio abierto incluso cercano a puertas y murallas, incluso contraviniendo las normas de protección de las murallas se impidió la construcción de viviendas adosadas a uno y otro lado del tapial la muros. Claros testimonios son estos acuerdos del cabildo de principios de siglo XVI, cuando ya no es necesaria la defensa amurallada como en siglos anteriores. Por eso, a través de diversos acuerdos podemos documentar con todo tipo de detalles la reutilización del espacio sirviendo de ejemplo este acuerdo del cabildo del uno de diciembre de 1529, en el que se declaró:
“ fizieron
relación los señores el teniente e Francisco de Pineda, regidor, que vieron el
solar que Bartolomé de
Días después, preocupados por el urbanismo nuevo declararon el 10 y 11 cdel mismo mes.
“Cometiose al señor Pedro Fernández de
Alcaraz regidor que vaya a ver a Bartolomé de
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