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domingo, 6 de julio de 2025

DESDEEL MIRADOR DE LAS CRUCES. EL RASTRO

 

 

         EL RASTRO






 

Desde el flanco sudoccidental de la muralla hacia el norte  se levantaron los barrios de la Peña Horadada, San Sebastián, y el arrabal del cerro de los Palacios, denominado  posteriormente de San Bartolomé. El rastro de la ciudad, que salía de las calles del barrio de Santo Domingo de Silos hasta la puerta Nueva, la Alhóndiga, el Matadero, el nuevo Pósito situado junto a la puerta del Arrabal, la ermita de San Juan, la de San Bartolomé  y el convento de la Trinidad ampliaron  la ciudad en los siglos XV y XVI el recinto amurallado.

Por la cercanía con el Arrabal Viejo, el Rastro y el Matadero, con el paso del tiempo, llegaron a prolongar  su  suelo urbano, teniendo en cuenta que   dichos  espacios urbanísticos ofrecían a los vecinos  dos servicios fundamentales: el comercio y el abastecimiento. Parece, por los documentos conservados, que, a mediados del siglo XVI, este espacio ganó en racionalidad, perdió su carácter rural, de abandono y de muladar de la ciudad,   para convertirse en un sitio urbano, donde se ofrecía un servicio esencial  a los vecinos. La palabra Rastro significa matadero. Su origen está ligado al arrastre de las reses y a la actividad de los mataderos establecidos en la zona.De ahí que son numerosos los acuerdos en la construcción del edificio del Matadero y de todo el recinto del Rastro:


 “Descárguensele más cinco mil mrs. que dio a Martín de Córdoba en la obra que se hizo en el Rastro de esta ciudad,  como lo  mostró por libranza de esta ciudad. Su fecha a dos de abril de quinientos e quarenta e tres e mostró mandamiento de pago”.

 “Descárguensele más setecientos e cincuenta mrs. que pagó a Hernando de Villaviciosa, empedrador por razón que empedró las Carnicerías de esta ciudad, como lo mostró  por libranza. Su fecha a dos de abril de quinientos e quarenta e quatro años con mandamiento de  pago”.

  “Descárguensele más  tres mil mrs. que pagó a Gonzalo Ruiz , ladrón,  vecino de Castillo para hazer el encerradero del ganado de las Carnicerías de la dicha villa, como lo mostró  por su libranza. Su fecha a diez e ocho de abril de quinientos e quarenta e quatro con mandamiento de pago”. 

“Descárguensele más siete mil  e quinientos  mrs. que pagó a Martín de  Córdoba, mercader, para gastar en la obra que se hizo en el Rastro de esta ciudad como lo mostró  por libranza de ella.. Su fecha a en cinco de mayo de quinientos e quarenta e quatro con mandamiento de pago”.

 “Descárguensele más veinte ducados. que dio a Martín de Córdoba para gastar en la obra que se fizo en el Rastro  de esta ciudad   como lo mostró  por libranza de ella.. Su fecha a diez y seis de mayo de quinientos e quarenta e quatro con mandamiento de pago”.

“Descárguensele más ciento setenta e ocho  mrs. que pagó a Juan Martínez  Castillejos en guarda del Matadero por una cerradura que fue una loba de hierro que asentó en la puerta del dicho Matadero. Su fecha a en nueve de mayo de quinientos e quarenta e quatro con mandamiento de pago. 

“Descárguensele más mil e quinientos mrs. que pagó a n Martín de Córdoba por limpiar y allanar el Muladar que está de cara del Rastro como lo mostró  por libranza de ella. Su fecha a  nueve de mayo de quinientos e quarenta e quatro con mandamiento de pago”[1]

 

  Por eso, a partir de estos datos documentales, en el propio Rastro hubo  que  construir unos soportales que sirvieron de cobijo de los mercaderes-  frecuentes son  las reparaciones de los portales del Rastro[2]-  y, en el Matadero, fueron reiteradas las restauraciones para mantener  este edificio, que ofrecía una aspecto muy  característico donde los materiales  de yesería  y arena  y  la obra de piedra y madera se entremezclaban entre sí[3].

 “Descárguensele más sesenta y un mil e ochocientos e setenta e cinco mrs. que dio y pagó  a Juan de Oliva, carpintero, del enmaderado  del matadero  de esta ciudad porque en esta cantidad se le remató el dicho enmaderado de la madera, clavazon e manos por mandato de esta ciudad en veynte y dos de mayo de este año de quinientos e setenta y dos años, conforme a la traça y condiciones que de ello se hizo, ansí de la madera de pino  como de encina, e constó abello fecho  e acabado conforme a la  traça e condiciones. Mostró testimonio de ello  e libranza  de ciudad su fecha a honze de julio de este dicho año de quinientos setenta y dos años con carta de paga”.

Esta ampliación de  la zona del Arrabal Viejo supuso, por consiguiente,  el levantamiento  de un nuevo amurallamiento, al que aluden las fuentes documentales con frecuencia  a partir del último decenio del siglo XVI para  su  reconstrucción, porque se había  ocasionado una gran agujero y,  por ello, no es raro el año que hasta el segundo decenio que no se tomen  medidas para  el arreglo de esta zona amurallada[4]. 

 

Pero, no fue este el único espacio expansivo del barrio del Arrabal Viejo, sino que se amplió, o más bien, se reutilizó cualquier espacio abierto incluso cercano a puertas y murallas, incluso contraviniendo  las normas de protección de las murallas se impidió  la construcción de viviendas adosadas a uno y otro lado del tapial  la  muros. Claros testimonios son estos acuerdos del cabildo de principios de siglo XVI, cuando ya no es necesaria  la defensa amurallada como en siglos anteriores. Por eso, a través de diversos acuerdos podemos documentar  con todo tipo de detalles la reutilización del espacio  sirviendo de ejemplo este acuerdo del cabildo del uno de  diciembre de 1529, en el que se declaró:

   fizieron relación los señores el teniente e Francisco de Pineda, regidor, que vieron el solar que Bartolomé de la Torre a començado a façer delante su casa, cerca del Rastro,  e que, visto como la ciudad sólo dio allí un pedaço de rincón, e que vea si es  perjuizio fazerlo allí. 

Días después, preocupados por el urbanismo  nuevo declararon el  10 y 11 cdel mismo mes.

 Cometiose al señor Pedro Fernández de Alcaraz regidor que vaya a ver a Bartolomé de la Torre sobre el rincón que laboran `para que aya por bien de no pasar la obra más de hasta su puerta por el perjuicio de la ciudad recibe de adelantallo más, e haga relación de ello al cabildo” y, ya averiguado el asunto, resuelven “Mandose a Bartolomé de la Torre se le haga merced del rincón, que ha fecho delante de su casa con que no pase su puerta principal e que con contiene quanto cubrir el tejado la puerta, que, de mucho y de largo y se le data de merced en forma, pues a proveido aver sido dada por la ciudad tras limpiar el rincón de  la Torre”.

 



[1] AMAR. Libro de cuentas de 1544

[2] AMAR. Acta de cabildo de 8 de junio de 1606.

[3] AMAR. Libro de cuentas  y libranza de uno de julio de 1572.

[4] AMAR. Acta de cabildo de 18 de marzo de 1605.

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