DESDE EL MIRADOR DE LA CRUZ DE LA CAÍDA DE CRISTO
EL
EXTERIOR DE LA FORTALEZA DE LA MOTA. EL
ARRABAL VIEJO
Introducción,
caracteres básicos, arrabal musulmán.
La ciudad de Alcalá
“En este relato de Pedro Martín hay
también varias referencias sobre las tierras de Alcalá. Una Alcalá que
pertenecía al reino moro, flanqueada de territorios de
Pronto, la
estabilidad política y el crecimiento de su población obligaron a pasar de un
castillo defensivo a una extensa fortaleza, compuesta de diversos barrios en
torno a sus correspondientes cinturones que se ampliaron gradualmente, a lo largo
de los siglos XV y XVI con la llegada de
nuevos vecinos para repoblar esta ciudad.
Pero, como manifiesta el profesor Rodríguez Molina: “Como
a otros enclaves fronterizos avanzadlos y próximos a tierras musulmanas,
comprendidas en la franja que corre de Gibraltar hasta Lorca, se le concedió el
derecho de asilo. La escasez de población y la poca afluencia de vecinos, dadas
las duras condiciones iniciales de Frontera, motivaron a su conquistador, el
rey Alfonso XI, conceder a la villa el derecho de homicianos[2]”.
Desde la época
musulmana, la construcción de la muralla del Arrabal Viejo constituyó un
hito fundamental para el desarrollo urbanístico de Alcalá
“Encerrada la
población de Alcalá durante los ciento cincuenta años que fue plaza fronteriza
dentro de los muros inexpugnables de su fortaleza y arrabal, a cuyo abrigo
tornaban sus guerreros después de batir a los moros de Granada, Íllora, Moclín
y Montefrío que con preferencia elegían nuestros campos para sus correrías y
zalagardas., sus edificaciones estaban contenidas dentro del cinturón rocoso de
sus murallas, formando un dédalo de callejones pinos y estrechos, cuyas casas
todas limitadas por un área mezquina,
estaban tan faltas de comodidad en el interior, como sobradas de emblemas
heráldicos y pesados escudos de piedra en su exterior[4]”. En concreto, tanto en el recinto fortificado como
en el Arrabal Viejo se albergaban 555 vecinos, lo que corresponde a un mismo
número de casas o viviendas, ubicadas entre sendos espacios urbanos y
militarizados. Si nos ceñimos al exterior de la fortaleza, podemos concluir que
este arrabal, -siguiendo con reservas a este escritor por sus deficiencias de trascripción
e inexactitudes documentales-, estaba compuesto por las calles siguientes de
1495:
“Peña Horadada,
Sebastián Díaz, Matadero, Alonso Gérez, Antonio de Córdoba, Rastro, Puerta
Nueva, Santo Domingo, Postigo, Pie de la Torre, las Entrepuertas, Albaicín,
Lagares, Salto, San Bartolomé, Santa María, San Sebastián, Martín,
Alhondiguilla, Cristo de
Varios caminos, procedentes de Granada, Córdoba, Jaén,
Sierras de Frailes y Riveras, subían a la fortaleza y desembocaban en
El Arrabal Viejo debió formar un espacio urbano de
expansión del recinto de la ciudad fortificada
a lo largo de los siglos anteriores de la conquista definitiva por el
rey Alfonso XI, delimitado por el muro de cerramiento y ofreciendo en su interior un paisaje
semirrural, donde se mezclaban las casas
dispersas, sin entramado urbano, con huertos, solarines y algunas agrupaciones de viviendas en torno a
lugares de labranza(eras o fuentes) o algunos edificios importantes como la
mezquita y las cuevas horadadas en la roca del cerro. Una de las primeras noticias del Arrabal
Viejo se encuentra en el libro de Los
Aranda de Alcalá
“El
qual, como una vez con otros cavalleros hiziese una entrada llegando de noche a
los muros de Alcalá, en un adarve, que está devajo de la fortaleza, puso una
escala por la qual subió sin otra compañía. Y, subido, saltó dentro de un corral
que dizen de
Otro aspecto de este arrabal era
el carácter semifortificado de los
alrededores de la ciudad fortificada:
“Y
esta vez la escaramuza fue en la era que dizen de los Palazios, que es junto y
fuera del Adarve Nuevo, que está fuera de los zimientos, en el arrabal de
No es de extrañar que en su derredor, también
se instalaran algunas viviendas dispersas como mesones, ermitas, y posadas:
“como el
príncipe don Enrique, en vida de su padre don Juan el Segundo, biniese
poderosamente a hazer la guerra a los moros, señaladamente a los de Montefrío,
y su entrada se avía de ser por Alcalá., (1439-1445); porque le constava que estava en desgrazia del rey , su padre y
confederados con los Infantes de Aragón, sus tíos, que tenían guerra con él;
pareziale poderosos como venía que podría hazer algún sinsabor a su padre, y
apoderarse de la ciudad. Y por esto, el día que el príncipe avía de entrar, él
y Gonzalo Monte que eran los más principales, acompañados de los otros deudos y
parientes, dejando sin embargo aderezado el Mesón de
O el siguiente texto que muy bien describe la parte
noroccidental de los exteriores de este arrabal:
“Como en este tiempo, el Marqués de
Santillana estuviese en Jaén por Capitán General de
[1]
MARTÍN ROSALES, F. “Alcalá y los milagros de Santo Domingo”. V Congreso
de Frontera. Año 2003.
[2]AAVV. Alcalá
[3] SÁNCHEZ MÁRMOL, Fernando. Andalucía monumental (de
[4] GUARDIA CASTELLANO, A. Leyenda y notas para
[5] TORO CEBALLOS, Francisco y PORRAS ARBOLEDAS, Pedro A. Los Aranda de Alcalá
[6] Ibidem. Libro IV. Capítulo I de Pedro Fernández de
Aranda del Discurso Genealógico de los
Aranda. fol .14 r en tiempos del rey Juan II.
[7] Ibídem., pág. Folio 16 r.
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