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martes, 30 de abril de 2013

DOCUMENTOS DE LA HISTORIA ALCALÁINA. CON MOTIVO DEL UNO DE MAYO.

I.- ORIGEN.  EL UNO DE MAYO Y LAS SOCIEDADES OBRERAS A FINALES  DEL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
II. LAS SOCIEDADES OBRERAS HASTA EL 1936
III. ESCUDOS DE SOCIEDADES OBRERAS
 


IV  DOCUMENTO DE LA SOCIEDAD OBRERA DE FUENTE ÁLAMO.

domingo, 28 de abril de 2013

EN ABRIL, AGUAS MIL. LA CATARSIS COLECTIVA.


 

EN ABRIL, AGUAS MIL . LA CATARSIS COLECTIVA.

            Si marzo marcea, en abril  aguas mil. Este mes se nos presenta como un tiempo del año revoltoso y  preocupante para muchos agricultores de la comarca de la Sierra Sur ."Si no hubiera Semana Santa, ni mes de abril, el castillero sería feliz" dicen  por estos lares . Y la razón radica en que  algunas heladas pueden echar por tierra y perder muchas plantaciones y  las cosechas del año, y es  que "En abril, a la helada , sigue la granizada", con sus efectos destructivos. Y eso  es  lo que ha acontecido, en muchos hijos de vecinos. Tras los  momentos de bonanza, han llegado los tiempos de las vacas flacas. Y, a la penuria de muchos lugares,  se ha sumado la desesperanza y la crispación cuando  contemplan los muchos casos de corrupción que proliferan en  los diversos ámbitos.    Y si a esto sumamos que " la llegada de Abril, es Primavera: la savia y la sangre alteran", no nos debe extrañar que, en muchos lugares y muchas personas reclamen  un cambio de situación  y una regeneración total de la vida pública. No olvidemos, que en abril  fue la revolución de los claveles en Portugal o la República Española, la  primera y la segunda rondaron por este mes.

             Además, lo peor de todo es que "en Abril cortas  un cardo , y te crecen mil", en este caso , la corrupción se reproduce y campa a sus  anchas  entre muchas personas.  Parece como si el antiguo espíritu de Verres hubiera invadido toda la vida  política nacional,  dando lugar a una crispación colectiva que indujera a la condena de todos los políticos, cuando más falta hacen frente a la  usura financiera. Por ende, no puede darse un paso inductivo y generalizante, porque, a la vez  que existió este  gobernante romano corrupto, enriquecido a costa del mal gobierno de los sicilianos ( incluso habría muchos más a lo largo del imperio) ,  predominaron, por el contrario,  los prohombres como Cicerón, Catón, o Valerio Máximo. No podemos caer en la trampa de  pensar que toda persona pierda la honradez simplemente por el mero  hecho de ejercer el gobierno de la res publica,  ni nos podemos volver todos en francotiradores puristas como  aquellos fariseos que tuvieron que retroceder en sus pasos y  esconder la piedra para lanzarla  contra la  mujer pecadora. No obstante sobre  este acto moral colectivo de la  corrupción, nos ha correspondido  vivirlo,  y  ejercer la libertad de  tomar una  decisión moral para afrontar un futuro ético más saludable.

             Nos encontramos, además,  en ese momento  en el que los griegos calificaban de catarsis, cuya palabra  significaba  purificación. Momento interesantísimo , porque, con ella Aristóteles  se refería, en  la tragedia, a la purificación emocional, corporal, mental y espiritual, por medio de la cual , los espectadores, sufriendo la compasión y el miedo del acto dramático  compartían la experiencia de la purificación del alma  de esas pasiones. Y, esto es lo que necesitamos, porque sabemos que los héroes, en este caso, los que nos gobiernan o nos representan, pueden sufrir el veredicto  judicial, pero, por otra parte, esto nos purifica para iluminarnos en ejercer   una nueva ética donde predominen la honradez, la defensa del bien común, público y colectivo frente a la ambición personal. Además, en la platea nacional  hemos palpado el contraste entre la ambición de muchos Cresos, Midas, o Verres, personajes que se aprovecharon de tocar  el poder, y, el desplome  justiciero de la espada de Damocles que cayó sobre las cabezas de muchos de ellos que pasaron de villanos a dioses. Creían que disponían de todo el poder del mundo  de todos los resortes administrativos, económicos, incluso judiciales, como si fueran  intocables a la hora de la justicia; y  hasta las torres más altas cayeron. Parece que vivimos un cataclismo total, pero la historia es un péndulo que se repite y moraliza. Nos corresponde vivir ahora el momento de justicia y  de la catarsis  al sufrido  pueblo. Pues  coincidimos con el propio Aristóteles, que esta  es " la facultad de la tragedia de redimir (o "purificar") al espectador de sus propias y bajas pasiones, al verlas proyectadas en los personajes de la obra, y al permitirle ver el castigo merecido e inevitable de éstas; pero sin experimentar dicho castigo él mismo." Y en palabras de   Freud, nos vendría  bien que  sirviera para una regeneración nacional.  Pues, si todos nos involucramos en la trama que se nos viene encima, como  espectadores podemos  experimentar dichas pasiones junto con los personajes, y aunque  no  tengamos el miedo de  sufrir sus efectos, al menos, al presenciarlos en las instancias judiciales, cada hijo de vecino  se entenderá mejor a sí mismo, y" no repetirá la cadena de decisiones que llevaron a los personajes a su fatídico final". O dicho en  el argot refranero "Abril tronado, viene  buen verano".

PD. No ha venido tronado, sino nevado. Ha introducido su puñal traicionero que destruye muchos frutos del laborioso campesino. Se comprende el dicho castillero.

 

 


 

viernes, 19 de abril de 2013

SUPER NUBILA


SUPER NUBILA

 

            Cuando se acercan personajes famosos o simples viajeros a  Alcalá la Real, acostumbran a  describirla y encomiarla por diversos aspectos, sobre todo  por su belleza paisajística. Los hubo como el famoso poeta andalusí al-Hiyari,  que  la mencionaba como “ Roca de  Al-Andalus, se aferra a los broches del cielo para lograr las primicias de la gloria y de las majestad”; unos siglos después , los Reyes Católicos se enorgullecían de que era una de sus fortalezas más importantes de Andalucía. No podemos pasar por alto su carácter fronterizo, definido a toda perfección, con este piropo oficial, que es la divisa de su leyenda “La muy noble y leal ciudad de Alcalá la Real., guarda y defendimiento de los reinos de Castilla”, el que encabeza todos los documentos  antiguos. Nos damos cuenta de la importancia de esta frase, cuando apreciamos que Juan II le concedió el título de Ciudad frente al nombre de Villa ( por ejemplo Madrid), Enrique IV estimó  en grana manera su lealtad a la Corona con el calificativo de “ muy noble y leal” y, su imbricación a los reinos de Castilla, fue reconocido por los mismos  Reyes Católicos con el de guarda y defensa.

Desde el medievo hasta los turistas actuales ,  abundaron pasajeros que recorrieron este término abacial “ vel quasi nullius “o “casi de ninguna diócesis”, otra definición que marca el  carácter exento de cualquier sujeción jurídica superior a los reinos de España. Frecuentaron, también,   los personajes musulmanes este camino que se adentraba al reino granadino por el puerto de Alcalá, como Ibn al Jatib que pernoctaron en aquella Qalat Banu Said;   en la Edad Moderna, pasaron santos como san Juan de Ávila, san Juan de Dios, san Juan de la  Cruz; reyes como Enrique IV, Isabel y Fernando, Carlos V, y hasta el rey intruso José Napoleón; escritores como Irving o Alejandro Dumas; pintores, escultores, grabadores y artistas como Andrés de Vandelvira, Gaviria,  Baldi o Laura de los Ríos; numerosos mendigos o romeros que acudían al santuario de  Moclín, o a los baños de esta comarca;   y soldados de los regimientos y tercios españoles que forrajearon en las dehesas de estas tierras;  bandoleros-gacís, gentes de la Sierra, maquis- que cabalgaron su libertad por estas montañas desde donde  se otea la majestuosa Mota. De entre todos ellos sorprende esta acertada a descripción de Alcalá la Real “ Alcala Regale super nubila erectum et in conspectu regni Granatae”. Brotó, nada menos  de la pluma de Pedro Mártir de Anglería, un humanista de la Corte de los Reyes Católicos, atraído a vivir la conquista definitiva  de España por el Conde de Tendilla, al que acompañó como escudero y cronista en alguna que otra escaramuza  en este terreno último de frontera, donde pernoctaron las huestes castellanas hasta la toma de Granada. Esta frase, recogida de sus Opus Epistolarum por Ricardo San Martín, viene a cuento en estos tiempos, en los que, de nuevo, se inaugura una nueva zona reconquistada a  la fortaleza de la Mota: la muralla del Gabán, murallas del Trabuquete, Entrepuertas y la plaza alta de la Mota. Por estos lugares, los turistas podrán disfrutar de sentirse entre nubes subidos al espolón de la fortaleza de la Mota, oteando  ( in conspectu), en la lejanía, el antiguo reino de Granada, y. en  sus alrededores,  contemplando las bellas ruinas reconstruidas de la casa del alcaide  Conde de Cabra. Y si  extendemos nuestro ángulo de visión, a unos pocos metros, tan sólo  queda el Bahondillo, y su barrio simulando al Sacromonte y  cerrado por una muralla que llama a las puertas de su  urgente reconstrucción y el cerramiento definitivo de la fortaleza.  (por cierto,  una personalidad estatal  nos visitará con motivo de su inauguración) .Con esa obra, se pondría el broche final y la nave  no hará aguas, por cierto ya por muchos años.  Enhorabuena  por los que  nos han hecho  una Mota más clara y diáfana como el azul de su cielo; muchos viajeros  se  los agradecerán con bellas descripciones y requiebros de encomio.      
NOCHE

 

 

 

viernes, 5 de abril de 2013


 

LA CATARSIS

            Predominan, en estos últimos años, los casos de corrupción por muchos rincones de España. Parece como si el antiguo espíritu de Verres hubiera invadido toda la vida  política nacional,  dando lugar a una crispación colectiva que induce a la condena de todos los políticos, cuando más se necesita  hacer frente a la  usura financiera. Por ende, no puede darse un paso inductivo y generalizante, porque, a la vez  que existió este  gobernante romano corrupto, enriquecido a costa del mal gobierno de los sicilianos( incluso habría muchos más a lo largo del imperio) ,  predominaron, por el contrario,  los prohombres como Cicerón, Catón, o Valerio Máximo.
No podemos caer en la trampa de  pensar que toda persona pierda la honradez simplemente por el mero  hecho de ejercer el gobierno de la res publica,  ni nos podemos volver todos en francotiradores puristas como  aquellos fariseos que tuvieron que retroceder en sus pasos y  esconder la piedra para lanzarla  contra la  mujer pecadora.
No obstante sobre  este acto moral colectivo, nos ha correspondido  vivirlo,  y  ejercer la libertad de  tomar una  decisión moral para afrontar un futuro ético más saludable. Por un lado, nos encontramos en ese momento en el que los griegos calificaban de catarsis, cuya palabra  significaba  purificación. Momento interesantísimo , porque, con ella Aristóteles  se refería, en  la tragedia, a la purificación emocional, corporal, mental y espiritual, por medio de la cual , los espectadores, sufriendo la compasión y el miedo del acto dramático  compartían la experiencia de la purificación del alma  de esas pasiones. Y, esto es lo que necesitamos, porque sabemos que los héroes, en este caso, los que nos gobiernan o nos representan, pueden sufrir el veredicto  judicial, pero, por otra parte, esto nos purifica para iluminarnos en ejercer   una nueva ética donde predominen la honradez, la defensa del bien común , público y colectivo frente a la ambición personal. Además, en la platea nacional  hemos palpado el contraste entre la ambición de muchos Cresos, Midas, o Verres, personajes que se aprovecharon de tocar  el poder, y, el desplome  justiciero de la espada de Damocles que cayó sobre las cabezas de muchos de ellos que pasaron de villanos a dioses. Creían que disponían de todo el poder del mundo  de todos los resortes administrativos, económicos, incluso judiciales, como si fueran  intocables a la hora de la justicia; y  hasta las torres más altas cayeron. Parece que vivimos un cataclismo total, pero la historia es un péndulo que se repite y moraliza.
Nos corresponde vivir ahora el momento de justicia y  de la catarsis  al sufrido  pueblo. Pues  coincidimos con el propio Aristóteles, que esta  es " la facultad de la tragedia de redimir (o "purificar") al espectador de sus propias bajas pasiones, al verlas proyectadas en los personajes de la obra, y al permitirle ver el castigo merecido e inevitable de éstas; pero sin experimentar dicho castigo él mismo." Y en palabras de   Freud, nos vendría  bien que  sirviera para una regeneración nacional.  Pues, si todos nos involucramos en la trama que se nos viene encima, como  espectadores podemos  experimentar dichas pasiones junto con los personajes, y aunque  no  tengamos el miedo de  sufrir sus efectos, al menos, al presenciarlos en las instancias judiciales, cada hijo de vecino  se entenderá mejor a sí mismo, y" no repetirá la cadena de decisiones que llevaron a los personajes a su fatídico final".