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martes, 6 de diciembre de 2011


LA FABULA DEL CORDERO Y EL LOBO



Resulta que esta fábula recoge la temática de la persona autosuficiente en exceso, prepotente y altiva,  que se considera que siempre lleva la razón,  a pesar de las evidencias claras que le muestra la realidad. Además, el escenario no puede ser otro que un río (simbolizando el río de la vida) en la que los dos personajes se sitúan escalonadamente  en situación de subordinación, el uno del otro, respetando el poder de  la fuerza y disfrutando del agua (la naturaleza que debe ser compartida) para poder subsistir y crear su hábitat.
Sin embargo la escena se rompe con las intenciones malvadas del lobo que  busca la greña con el manso cordero, que solo aspira saciar su sed y mantenerse vivo. Este no puede tocar ni siquiera el agua, y, por eso, el lobo  le zahiere con  que se la enturbia; parece como si este  fuera el único administrador del caudal del río y los demás debieran rendir pleitesías en cada momento, se considera como el ser privilegiado al que todos deben estar subordinados para poder vivir y, en el caso de que ocuparan el rol de ejercer el poder,   serían la gentuza y la chusma que hay que despedir cuanto antes porque la presencia de los inocentes degrada el dominio del poder. Por eso, ante este personaje no sirve ninguna excusa o  pretexto, o se lleve la razón más grande del mundo. Se sitúa en un pedestal superior inalcanzable y posesivo, como  cuando en la fábula el lobo le responde al cordero que,  aunque áaquel se encuentra más alto que el cordero, las aguas vienen turbias (pues,  para estos personajes no vale argumento alguno, se inventan las patrañas más grandes para imponer el poder,  y son los únicos herederos  naturales del dominio de la riqueza). Aún más, para estos personajes, si este argumento de fuerza no le sirve al cordero,  el lobo inventa otro más superficial, a saber,  que ha sido víctima de sus críticas y no tiene más remedio que castigarlo, y eso que en medio de la humillación de no haberla hecho sino, por el contrario, lo ha adulado, se ha sometido a sus caprichos  y  le ha hecho la sopa boba disfrutando de las migajas que, arbitrariamente   le concedía ( en este caso  las hipotecas envenenadas, los préstamos  suicidas  y los contratos oportunistas  de trabajo).
Y, a pesar de la extrañeza  del cordero que no puede comprender el grado tan alto de  humillación, al que le somete el lobo cuando se remonta a las críticas de  sus padres para justificar su altanería y arbitrariedad,  el lobo le responde tajantemente que se lo debe comer sin asistir a más razones. Fedro escribió  esta fábula contra Sejano, el favorito del emperador  Tiberio que aplastó a todo inocente de su época  que se le  venía a su encuentro con el fin de complacer al emperador. 
 En la situación actual, nos encontramos ante muchos  Sejanos,  poderosos circunstanciales de hoy, que no se atienen a razón alguna, su dominio sobre todos es irrefutable por haberse  pegado a la fuerza del poder, la de Tiberio ( por la que son superiores en el dinero, en la política o en la vida social, religiosa  y económica). Todos estos  de seguro, tendrán un final parecido a Sejano, porque les faltó el humanismo de los inocentes.